Tras el reciente fallecimiento del multimillonario estadounidense David Rockefeller, salieron a la luz algunas cuestiones vinculadas a su herencia, a los trasplantes de corazón que tuvo y a lo ocurrido con el doctor Arturo Illia en una audiencia en Casa de Gobierno, cuando el radical era presidente de la Nación.

Según cuenta el ex diputado nacional Miguel Bonasso en su blog, en una oportunidad don Arturo le confió que el ahora fallecido magnate fue “uno de los artífices” de su derrocamiento. El hecho fue el siguiente: Rockefeller le dice que quiere radicar su banco, el Chase Manhattan, en la Argentina, a lo que Illia responde: “Muy bien”.

Pero el multimillonario pone como condición realizar algunas modificaciones a la Ley de Bancos. “Yo me volví hacia el intérprete -continuó el ex presidente- que acababa de traducirme eso y le dije: “No entendí, podría pedirle al señor Rockefeller que repita lo que acaba de decir”. El intérprete tradujo mis palabras y aunque usted piense que los banqueros no se ponen colorados, el señor Rockefeller enrojeció mientras balbuceaba su propuesta.

Entonces tomé la palabra: “¿Qué pensaría usted -le dije- si un banquero argentino quisiera radicar su banco en Nueva York y le dijera al presidente de los Estados Unidos que antes debía reformar la ley de la Reserva Federal? Y, además, dígale al señor Rockefeller que esta entrevista ha concluído”.

Tras contarle esto a Bonasso, don Arturo Illia le dijo: “Poco después me echaban de la Presidencia, se reformaba la Ley de Bancos y el Chase Manhattan se establecía en la Argentina”.

La herencia y los herederos

Con un patrimonio valuado en más de 3.300 millones de dólares, los analistas se preguntan qué sucederá con la herencia del recién fallecido multimillonario David Rockefeller.

Mientras tanto, los integrantes de su familia ya calculan qué parte de esa fortuna les corresponderá.

La Standard Oil

El difunto era el último miembro de su generación de una de las familias más acaudaladas del planeta. Su abuelo, John D. Rockefeller, fundó y presidió la gran petrolera estadounidense Standard Oil en 1870, con la cual amasó un patrimonio superior a 1.400 millones de dólares, ganancias que convirtieron a los miembros de su familia en los primeros multimillonarios de EE.UU.

En 1937 pereció ese magnate del crudo y su patrimonio pasó a manos de su hijo menor y único varón, John D. Rockefeller. Ese hombre era el padre de David Rockefeller quien, junto con sus cinco hermanos, heredó los bienes de su progenitor cuando falleció.

Una vez muertos sus parientes más cercanos, David quedó a cargo de los negocios familiares, que incluyen una vasta red de empresas y organizaciones filantrópicas y comerciales, algunas relacionadas con la conservación del medio ambiente o el arte.

Dominio público

Se especula con que el testamento del magnate fallecido establezca que todo su patrimonio quede en manos de sus seis hijos. No obstante, algunos analistas recuerdan que, por tradición, gran parte de la herencia podría ir a parar a las fundaciones a las que daban nombre, a la Universidad de Harvard (Massachusetts, EE.UU.) o a la agrupación filantrópica The Giving Pledge, un club mundial de grandes donantes organizado por Warren Buffet y Bill Gates.

Seis trasplantes

Un detalle poco conocido es que cuando Rockefeller tenía 99 años, los médicos norteamericanos le realizaron el sexto trasplante de corazón. «El trasplante de corazón duró seis horas, la operación fue realizada por cirujanos privados en la mansión familiar de Pocantico Hills, estado de Nueva York», decía el parte médico en aquel momento.

«Cada vez que recibo un nuevo corazón es como un aliento de nueva vida, yo siento regresar la energía y la vida», declaró Rockefeller a los periodistas que lo entrevistaron 36 horas después de la intervención quirúrgica.

El multimillonario se sometió al primer trasplante de corazón en 1976.