José Firpo Álvarez es un docente uruguayo, autor del libro “Qué porquería es el glóbulo!”.

Con mucha paciencia y tiempo, a este maestro oriental se le ocurrió una idea muy original y, al menos hasta ese momento, inédita: recopiló cientos de frases escritas por los alumnos en sus pupitres, en las paredes del salón y de la escuela en general, en las puertas y en las paredes de los baños, en los pizarrones, etc.

Una de esas frases es la que dio el título a ese libro, pero también escribió otros con la misma tónica: frases de alumnos.

Otra de sus publicaciones es “Humor en la escuela”, donde entre otras cosas se lee: “El átomo es una cosa que cuando se amontona explota”, “Si no fuera por el sol, no habría sombra para descansar cuando hace calor” o “En mi casa todos tenemos estómago porque es muy útil”.

Seguramente una frase escrita en estos días por vecinos en Mar del Plata podría haber tenido cabida en alguno de los libros del maestro.

“Calmen a León”

«Todos los pisos le pedimos piedad; calmen a León. Un infierno el crío. No a León», decía el texto de un cartel que le colgaron en la puerta del departamento a una mujer que se fue de vacaciones con su bebé a Mar del Plata. «Si me tocan el timbre, podemos charlarlo», respondió la mamá.

Los vecinos se quejaban porque el bebé lloraba mucho y los molestaba.

Alejandra, la mamá del pequeño, les contestó que «le costó adaptarse. Además, son las primeras vacaciones sin su papá, capaz que por eso lloraba tanto. Lo extrañaba. Entiendo que el berrinche moleste, pero lo del cartel me pareció muy violento», se quejó Alejandra.

El edificio donde escracharon al bebé queda en la calle San Luis, en una zona céntrica de Mar del Plata.

«Es violento, si me tocás el timbre todo bien. Podemos charlarlo», dijo la mujer indignada con sus vecinos.