Por Por Alfons Luna y Daniel Bosque

Unas 750.000 personas reclamaron este sábado en Barcelona la libertad de los líderes independentistas catalanes encarcelados en una demostración de fuerza de un movimiento que se reorganiza tras el fracaso de la proclamación de secesión.

«Los políticos no han hecho su trabajo, ahora les toca a los ciudadanos» salir a la calle, dijo a la AFP Robert Muni, que acudió a la protesta acompañado de dos niños.

En la manifestación se emitió un mensaje del presidente catalán destituido Carles Puigdemont, actualmente en Bruselas, animando a alzar la voz. «Nos hemos de volver a hacer escuchar, que todo el mundo escuche», pidió.

Diez líderes independentistas están en prisión preventiva como sospechosos de sedición y rebelión, ocho de ellos miembros del gobierno catalán que encabezaba este ex periodista de 54 años al que acompañan en Bélgica otros cuatro consejeros, reclamados todos para declarar por los mismos hechos.

La manifestación empezó a las bajo el lema «libertad presos políticos» y estaba encabezada por familiares de los líderes independentistas en prisión.

La protesta estuvo dominada por los gritos «¡libertad, libertad!», incluyó la lectura de mensajes de todos los líderes encarcelados y concluyó con el himno catalán, «Los segadores».

Inicialmente estaba previsto que discurriera a lo largo de cuatro calles, pero acabó recorriendo 16 calles, más de 3 kilómetros, desbordando las previsiones. La manifestación se adelantó del 12 al 11 de noviembre, para que tuviera ecos de las grandes manifestaciones del 11 de septiembre, la fiesta nacional de Cataluña.

«Estamos absolutamente decididos a defender nuestro gobierno e instituciones, que el Estado español nos ha usurpado a lo bestia», dijo Blanca Treig, una empresaria barcelonesa de 50 años.

El acto fue convocado por las organizaciones Omnium y Asamblea Nacional Catalana, cuyos líderes, Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, están también en la cárcel.

A la marcha asistirá la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que defiende un referéndum para la región pero se mostró muy crítica con la estrategia unilateral de los independentistas.

«Queremos que los presos salgan pero también queremos que un gobierno irresponsable (el catalán) que ha llevado el país al desastre dé la cara», afirmó este sábado en un mitin de su partido.

«Se tensionó el país, se lo llevó a una declaración unilateral de independencia que no quería la mayoría del país (…) engañando a la población por intereses partidistas», añadió.

Recuperar el impulso

Quien no acudió a la manifestación por consejo de su abogado fue la presidenta del parlamento catalán, Carme Forcadell, una independentista de peso que fue puesta en libertad bajo fianza esta semana tras comprometerse a acatar la ley si se mantiene en política, tras años abogando por desafiarla.

Según el auto del juez, ella y los diputados encausados por la proclamación de independencia del 27 de octubre manifestaron que o abandonaban la política o la seguirían ejerciando «renunciando a cualquier actuación fuera del marco constitucional».

Además, los encausados relativizaron la proclamación de independencia. El cambio de posición abre la puerta a que otros independentistas encarcelados hagan lo mismo.

Los independentistas consultados por la AFP se mostraron comprensivos con Forcadell. «Es muy difícil estar ante el juez.

Todo el mundo dice lo que ha de decir para salir libre», dijo Maria Ángels Quintana.

Todo ello ocurre con las elecciones regionales del 21 de diciembre en el horizonte, convocadas por el gobierno central de Mariano Rajoy tras cesar al ejecutivo catalán y disolver la cámara regional usando los poderes que le confiere el artículo 155 de la Constitución.

La intervención del gobierno central y los comicios están provocando una reorganización de la estrategia del independentismo. Los intentos de Puigdemont de crear un frente electoral independentista fueron por el momento en vano.

Sus hasta ahora socios de gobierno, ERC (Izquierda Republicana de Cataluña), ya presentaron su lista electoral en solitario liderada por el hasta ahora vicepresidente catalán Oriol Junqueras, uno de los políticos encarcelados.

La formación parte como favorita, según los sondeos, aunque sin mayoría absoluta y obligados a buscar, lo que podría dar pie a una reorganización de la política catalana, monopolizada en los últimos años por el debate sobre la independencia.

El fin de semana tomó aires de campaña electoral con numerosos actos de los partidos, entre ellos una visita de Rajoy el domingo a Barcelona, para participar en un evento de su Partido Popular.

Su máximo oponente, el socialista Pedro Sánchez, lo atacó este sábado por su gestión de la crisis catalana.

«Vio crecer el desafío secesionista y no hizo nada para evitarlo (…) Prefirió enfrentar, destruir, callar y dividir, ese es el legado de las cenizas de la derecha», afirmó.