Lo que se temía, pero nadie quería, finalmente sucedió: la marcha de las mujeres reunidas en este nuevo encuentro que tuvo como sede a la ciudad de Rosario alcanzó su punto culminante cuando un grupo de participantes arrojó piedras contra la Catedral de Rosario, derrumbó las vallas y forcejeó contra una veintena de fieles que se había congregado para orar en la puerta del templo.

La policía comenzó a disparar balas de goma, y como consecuencia de ello varias personas resultaron heridas, entre ellas manifestantes, y periodistas. Nora Giacometo, de la ONG «Ampliando Derechos», calificó al final del encuentro como “lamentable”.

“Es lamentable que no haya nadie de la organización que se acerque a hablar con la policía para calmar un poco a la gente”, dijo. Entre tanto, muchas mujeres del encuentro se encargaron de dispersar a las personas que provocaron los disturbios.

El comienzo de las acciones se dio mientras tenía lugar la multitudinaria marcha por el Encuentro Nacional de Mujeres, cuando un grupo reducido de jóvenes, que se calcula en aproximadamente una veintena, se congregó en la puerta de la Catedral de Rosario para rezar el Padre Nuestro. Esto provocó una reacción de parte de las manifestantes, que comenzaron a agredir, forcejear y responder enérgicamente contra ellos.

En el momento en el que el grupo de hombres oraba, una de las manifestantes se quitó la remera dejando sus senos al descubierto frente a ellos, mientras otro gran grupo los increpaba al grito de «Iglesia, basura, vos sos la dictadura».

A raíz de eso se sucedieron con más intensidad los forcejeos, empujones y golpes de puño. Luego, este grupo de manifestantes, que poseían su rostro cubierto, comenzaron a arrojar piedras y tiraron el vallado que protege la Catedral rosarina, lo que fue ferozmente reprimido por la Policía con balas de goma, gas lacrimógeno y bastonazos.

 

Los incidentes no se detuvieron luego del enfrentamiento, y un grupo de mujeres con los rostros tapados se abalanzaron sobre la Policía mientras esta aún respondía con balas de goma, a la vez que volaban botellas y piedras en la zona de Juan Manuel de Rosas y Córdoba.

En el tumulto y la fuerte represión policial resultaron heridos varios trabajadores de prensa como Alberto Furfari, quien fue asistido en una ambulancia del Sies, Sebastián Pittavino y José Granata. Unas tres mujeres fueron detenidas, lo que provocó que la marcha se estanque en Santa Fe y Buenos Aires, cuando los grupos buscaban llegar al Monumento a la Bandera. También hay alrededor de 10 policías heridos, y numerosos manifestantes y periodistas afectados por los gases lacrimógenos.

Así también, una integrante del Sies fue herida y trasladada para su atención.

Nora Giacometto habló con Conclusión, y expresó que «es lamentable que no haya nadie de la organización que se acerque a hablar con la policía para calmarla».

«Es lamentable que no haya nadie de la organización que se acerque a hablar con la policía para calmarla porque está tirando tiros al aire haciendo un desastre y podemos terminar de la peor manera. Nadie habló tampoco para contener a las compañeras que van y están haciendo problemas en la puerta de la iglesia. La marcha fue multitudinaria con una cantidad de gente importante pero creo que hubo algunos desajustes que se les escaparon de las manos a las organizadoras», expresó la mujer de la ONG «Ampliando Derechos».

Grupos de mujeres repudiaron la forma de accionar de algunas de sus compañeras, en lo que sintieron que era desvirtuar el eje de la marcha. Con el correr del tiempo se fue apagando el intenso ambiente de enfrentamiento, que duró poco más de una hora.

Poco después de las 11 de la noche del domingo, algunos participantes de la multitudinaria marcha comenzaron a incendiar contenedores de residuos, lo que determinó la presencia de bomberos para sofocar las llamas. En tanto, una gran cantidad de frentes del centro aparecieron pintados con leyendas tales como «Mata al pajero que te piropea». «La madre de Macri no pudo abortar» y «No quiero tu piropo, quiero que te mueras macho inmundo».

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