Por Hugo Fernández Moreno

Las compañías de seguros a la hora de abonar por un siniestro producido por exceso de alcohol o drogas, en su mayoría deslindan la responsabilidad de pago en la falta de controles.

En días pasados, la Municipalidad de Rosario revivió un viejo proyecto que luego se trasformó en decreto sobre controles de drogas en conductores de automóviles.

En realidad, en septiembre del 2010 se sancionó la ordenanza número 9195, luego de pasar por distintas comisiones y asociaciones y bajo un proyecto de los entonces concejales Jorge Boasso, Laura Bertotto, María Eugenia Schmuck y Héctor Cavallero, consideraron crear un programa de detección en saliva a conductores de vehículos.

En el artículo 2 de ese proyecto, luego transformado en Ordenanza, preveía el llamado a licitación de insumos, equipos y reactivos necesarios para realizar controles y que existían aparatos de medición capaz de detectar en 3 minutos la presencia de drogas.

Luego de dormir una larga siesta se ha reflotado esa ordenanza y se comenzaría aplicar antes de fin de año.

Ahora regresemos a la realidad de Rosario: a fines del corriente y complicado 2016, ya hay inmensos problemas en los controles de alcoholemia, no solamente en la cantidad de aparatos para control que se necesitan, los que hay no son suficientes y los métodos de control en su totalidad tampoco.

El sentido común nos dice que se debería controlar por lo menos a metros de donde funciona una confitería bailable o en los bares, de lo que hoy se llaman Previas o en los lugares que abren a las 3 de mañana y cierran cuando el sol ya brilla sobre el asfalto de la ciudad. Sólo se hace algún control cuando se produce algún siniestro en que algunos jóvenes veinteañeros pierden la vida. Ya he mencionado en notas anteriores sobre la agresividad de los conductores alcoholizados, tanto hacia los inspectores de transito y la policía.

Por si todo esto fuese poco, ahora le sumamos control de drogas que se implementaría sobre fin de año. La información que he podido conseguir, es que existen aparatos para mencionado control, y son caros, pero para salvar una vida lo que cueste siempre es poco. Además, cada insumo requerido para dicha tarea costaría entre 700 y 800 pesos, y ahí continúo diciendo que todo lo que se gaste en salvar una vida, siempre es poco.

El problema radica por otro lado: luego de consultar a distintos profesionales (médicos psiquiatras), nos encontramos que una simple dosis de medicamentos para controlar la hipertensión arterial o algún otro uso medicinal, en cualquier control da positivo, porque mencionados aparatos no distinguen entre la cocaína, marihuana, éxtasis o simples dosis de medicamentos. El resultado es positivo o negativo.

Lo cual nos lleva a una simple deducción: si es aplicado para recaudar o por ignorancia, si hay una tercera necesitaría que me la expliquen y convenza, no solamente a mí sino a la ciudadanía, que desea soluciones y no más problemas.