Por Marcelo Trovato

Federico Sturzeneger sigue ganando la batalla interna en el equipo económico y no tengamos dudas veremos tasas superior al 30%, las empresas después de impuestos y si la inflación se mantiene por debajo del 24% obtendrán una renta de un modesto 1.5% anual. Pero el ciudadano de a pie, la clase media y las PYMES que necesitan financiarse con el descuento de cheques de terceros están condenadas a la quiebra.

La reforma laboral no cambia demasiado el escenario, y con el visto bueno de la preocupada cartera sindical pensando en no ser un Pata Medina y/o Caballo Suarez ponen el gancho.

Los Gobernadores contra los pesos que se les prometen firman el pacto fiscal y hasta sonríen para las cámaras, señal de que tampoco tenemos cambios de fondo.

La compañias de seguro durante el gobierno de De la Rúa también recibieron la misma instrucción, así terminamos, colocándole deuda nueva porque se hacía cuesta arriba hacerlo en el exterior sin pagar tasas usurarias, hoy es un claro mensaje de apertura de paraguas.

Modificar la Ley de Glaciares para que cuarenta y cuatro proyectos de minería a cielo abierto prosperen es una señal de que los negocios no desaparecieron con el kirchnerismo, hagamos votos para que la voz de Carrió sea escuchada.

Ya no nos quedan dudas del Plan Macri – Vidal – Macri, no habrá reelección y tendremos por primera vez una Gobernadora con grandes chances de ser Presidente si este plan «si así ganamos, sigamos» logra sostenerse vía devaluación estival o tasa sideral mas fiesta de subsidios.

En términos de mercado, esta semana que termina avisó. Solo fue un aviso que luego de dos días de rebote y un fin de semana largo muchos se van a olvidar.

Y el aviso fue solo una pequeña muestra de lo que significa que un ciclo se termina, con mirar para atrás alcanza, 1992 es lo mas parecido a lo que vamos a ver en las próximas semanas en nuestro mercado.

De paso Brasil va a acompañar de la mano un Real perforando los $ 3.30 y un Mexicano que va a superar los $ 20.- antes que finalice el año.

La reforma fiscal americana si se aprueba le pega de lleno a los emergentes, y si no se aprueba va a generar una aguda caída en el mercado con un vuelo a la calidad y consecuente suba de tasas en el mundo.