Mucho se escribió en los últimos tiempos sobre “la grieta”, esa suerte de agujero abismal que divide a los argentinos, posándolos a cada uno en extremos imposibles de acercar. Macristas enfrentados a kirchneristas, unitarios a federales y peronistas contra radicales. Si bien la acuñación del término político puede parecer actual, en realidad abarca gran parte de la historia argentina. Así, tras 200 años de rivalidades, apareció una nueva grieta, inesperada, impensada, que partió transversalmente a una sociedad ya fragmentada: la grieta del aborto.

De cada lado de esta grieta se esgrimieron argumentos a favor y en contra de la interrupción del embarazo. Entonces, ¿qué hacer con él? ¿Ignorarlo? ¿Despenalizarlo? ¿Legalizarlo? ¿Hacerlo gratuito? ¿Todo eso junto? ¿Nada?.

«¿Y si de una vez por todas trabajamos sobre lo que nos une?», se preguntó Gino Casas, médico e integrante de la Asociación Bíblica Universitaria Argentina (Abua), quien expuso en el Congreso de la Nación sus fundamentos en contra del proyecto. Y agregó: «Yo creo que tenemos un 80% de coincidencias en las cuales trabajar».

«Tenemos muchas cosas en común, estoy seguro que nadie quiere el aborto», agregó Casas en el reportaje de Conclusiónluego de su paso por el Parlamento.

«Hay muchas cuestiones que generan unanimidad, el ‘método aborto’ es lo que nos divide», puntualizó el miembro de Abua, al tiempo que enumeró algunas de ellas: «La contención familiar, un proyecto de 0800, gratuito para consulta constantemente, educación sexual para elegir el mejor método anticonceptivo y un desarrollo en el trasfondo sociológico que hoy es complicado para muchas mujeres».

A la hora de diferenciarse, Casas hizo hincapié en que del otro lado se habla de «mujeres que murieron de maltrato, de exclusión, de pobreza y de patriarcado, pero toda la idea del aborto no es una idea feminista, es una idea del hombre que le dice a la mujer qué tiene hacer y de qué manera».

«Dentro del debate están expuestas cuestiones como violencia de género e igualdad de salarios que son valederas pero nada tienen que ver con la despenalización», agregó.

Por otra parte, criticó que se deje fuera del debate a quienes «no tienen la capacidad de gestar».  «Una nueva vida se hace de a dos y los hombres también tenemos la capacidad de gestar. Se exigen padres presentes y que cumplan con las obligaciones, pero al momento de hablar de aborto no admiten nuestro punto de vista».

A renglón seguido explicó lo «sanginario» del método abortivo y enfatizó que «el aborto es la solución fácil, lo difícil es generar caminos alternativos».

«No se pudo dar una discusión seria y con argumentos sobre el tema. Hubo un clima de confrontación constante», concluyó.