El número oficial de muertos por el incendio forestal que arrasa desde el sábado el centro de Portugal ascendió hoy a 64 mientras unos 2.000 bomberos procuran apagar los focos aún activos, según datos de la Guardia Nacional Republicana (GNR).

La Liga de los Bomberos portugueses informó que el 70 por ciento del incendio está controlado y que un 30% restante genera preocupación a las autoridades en las zonas de Pedrógão Grande, Sierra de Lousã y el Valle del Zezere, en el centro del país, reportó la agencia EFE.

Por el momento, según distintos medios de la prensa lusa, hay 134 heridos de distinta gravedad producto de las llamas.

Desde la sede del Comando de Operaciones, instalado en el pueblo de Avelar, a 40 kilómetros de Pedrógão Grande, las autoridades nacionales trabajan en dos direcciones: sofocar los -al menos- cinco focos activos que aún tiene el incendio forestal y, por otro lado, dar ayuda a las personas que han perdido todo lo que tenían por las llamas o quedaron sin familia.

La ministra de Administración Interna, Constanza Urbano de Sousa, informó que ya fueron identificados 24 de los muertos causados por el incendio.

La funcionaria aseguró además que «oficialmente no se tiene constancia de que haya extranjeros entre las víctimas», aunque el Gobierno francés confirmó esta mañana que uno de sus ciudadanos murió en el incendio.

Al referirse a la situación en la zona arrasada por el fuego, apuntó que «varias áreas están cediendo favorablemente» a los esfuerzos de los más de 2.000 efectivos desplegados en los distritos de Leiria -el más afectado-, Castelo Branco y Coimbra, todos en el centro de Portugal.

El Instituto Portugués de Mar y Atmósfera (IPMA) prevé que en las áreas cubiertas por las llamas «la temperatura rondará hoy los 38 grados y los vientos variarán de moderados a fuertes» y se estima que la cifra de muertos continuará avanzando cuando se logre llegar a aldeas ahora inaccesibles por las llamas.

El fuego que causó la tragedia comenzó el sábado último «por el impacto de un rayo en un árbol seco y se expandió con gran rapidez a causa de los fuertes vientos y las temperaturas superiores a los 40 grados», según la información que manejan las autoridades lusas.

Coches, tractores, maquinaria agrícola, furgonetas o camiones, todos totalmente calcinados, forman parte desde el sábado por la noche de un paisaje desolador, de muchos kilómetros, en los que sólo se ve naturaleza calcinada y rodeada por el humo.

«Perdí a seis amigos con los que estudié en el colegio», explicó a EFE Marcos Santos, de unos 40 años, al lamentar cómo huían del fuego en la localidad de Sarzedas de San Pedro y «fueron agarrados por las llamas».

En Villas de Pedro, una aldea serrana en la que viven unas 30 personas, «el fuego nos sorprendió a todos y avanzó muy, muy rápido», describió Fernando Lopes, uno de los pobladores.

El hombre contó que una de sus vecinas, Cesaltina Antunes, huyó con su hijo Eduardo y la mujer de éste en dirección al pueblo más cercano.

«Sin embargo, quedaron atrapados porque venía otro frente de fuego», dijo dolido Lopes, quien asegura que la pareja murió y que la madre está hospitalizada a causa de las heridas.

El presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, pidió hoy que «todos los esfuerzos se centren ahora en combatir el fuego» que sigue azotando el centro del país y sugirió «dejar para más adelante las causas y posibles responsabilidades».

«Vamos a enfrentar lo que tenemos (…), el combate es difícil», dijo el jefe del Estado en el centro de control establecido en la localidad de Avelar.

«La situación ahora es crucial, con desafíos inmediatos a los que hay que dar respuesta. Después tendremos todo el tiempo del mundo para hablar de causas, reflexiones, análisis, discutir las condiciones meteorológicas, de la naturaleza y de todo lo que haga falta», añadió.

Rebelo de Sousa visitó hoy a varios de los comandos, organizados por sectores, que operan en Avelar con una estructura más sólida que la del primer puesto de emergencia, establecido en Pedrógão Grande.

«Aunque aún no terminó el combate de las llamas o primera fase de la tragedia, ya se abrió una segunda, la de acogida y reinserción comunitaria de los afectados que se quedaron sin hogar o que perdieron a sus familiares», completó.