El portal correntino contrapoderweb.com, con la firma de Gabriel Link, afirma que la mortandad de peces ocurrida en los primeros días de este mes de febrero, en aguas de las cuencas de los ríos Paraná y Paraguay, se debió a los agrotóxicos provenientes de plantaciones linderas a dichos ríos y los arroyos que los alimentan, y no a la temperatura del agua o el cambio climático. El mismo sitio insiste en que “Monsanto y compañía siguen envenenando las tierras con sus productos, mientras que las fuertes lluvias y las crecidas de los ríos se encargan de acercar ese veneno a los causes de los arroyos”.

Coincidentes opiniones

Dice Link, para avalar su afirmación, que “la sabiduría de los lugareños explica algo que en realidad es de sentido común”, porque la terrible mortandad de peces que se observó “tuvo que ver con que la creciente de los ríos coincidió con el reciente abonado de las tierras y repentinamente el envenenamiento se potenció, llevando a los arroyos y a los ríos cantidades de agrotóxicos insoportables para la vida de diversas especies ictícolas”.

También refiere a que el Foro Ambiental dio a conocer un nuevo estudio del Conicet, explicando una presencia alarmante de agroquímicos y metales pesados en la cuenca del Paraná.

“El biólogo Damián Marino –dice-, investigador del propio Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y profesor de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de la Plata, reveló que ‘en el tramo superior de la cuenca hay concentraciones de distintos insecticidas de uso agrícola, mientras que desde la cuenca media hacia la baja existe una contaminación múltiple con algunos metales y principalmente con glifosato. Son los sitios más afectados. El glifosato es una molécula dominante. El Paraná está en problemas’”, resaltó Marino.

Alarmantes niveles

Además, siempre según el portal, Marino resaltó que “si se toman en cuenta los parámetros internacionales, las muestras superan por amplio margen los niveles de presencia tolerables con respecto al insecticida endosulfán, prohibido en argentina desde 2013, y sus posteriores reemplazantes: clirpirifós y cipermetrina”.

El científico explicó que si bien en el mundo hubo un decaimiénto del 52% en las especies ictícolas, en América Latina ese valor llega al 80%. “No es que hay menos especies, sino que los grupos poblacionales son más chicos”, explicó, y trasladando a la experiencia cotidiana señaló que “la gente puede observar la presencia de menos cantidades de ranas o de peces” en nuestros ríos.

El investigador también mencionó que “las aguas de los ríos San Lorenzo, Saladillo y Pavón tienen sedimentos con concentraciones superiores que provocan efectos letales en organismos, en tanto en la cuenca alta se detectaron implicancias subletales y alteraciones en el crecimiento vinculadas a altos niveles de plaguicidas”. “Mirando los resultados, veíamos que el glifosato estaba pegado en partículas en suspensión o formando parte del sedimento. A partir de la cuenca media empezaba a aumentar la concentración. Y cuando llegaba a la altura de Luján, había aumentado mucho” agregó.