«Sé que la gente piensa que es cruel», afirma el doctor Ng. «Pero realmente le estoy haciendo un favor. Porque el pez tendrá mejor aspecto y su dueño lo amará aún más», opina el veterinario Eugene Ng a través del cristal de un tanque de agua donde nadan varios de ejemplares de peces arowana en Singapur.

Ng, dueño de una tienda de mascotas, es uno de los cirujanos de peces más reputados de la ciudad estado y en su trabajo, cada vez más, hace intervenciones estéticas a estos animales.

Los arowana asiáticos no son unos de los peces de acuario más caros, pueden venderse por valores superiores a los 10.000 dólares (más de 8.000 euros). Por eso, una cirugía de párpado (70 euros) o un trabajo de mentón (40 euros) no implica un gran desembolso para la mayoría de sus dueños.

En Asia, el arowana es un símbolo de estatus y bienestar, un accesorio de lujo. Estos animales, de grandes escamas brillantes y personalidad agresiva, son especialmente apreciados en China por su parecido a los dragones asiáticos, criaturas divinas de la mitología. De hecho, en este país son conocidos como peces dragón.

Pero un siglo atrás, era considerado tan solo una fuente de alimento. Los habitantes de Indonesia y Borneo, donde estos animales viven en su hábitat natural, se alimentaban con carne de arowana, a pesar de su escaso sabor. Los expertos consultados por The New York Times consideran que el cambio llegó en 1975, cuando la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres consideró al arowana una especie rara.

En España, la cirugía estética de animales domésticos está prohibida desde 2015, después de que el país se adhiera al convenio europeo sobre protección de animales de compañía. De ese modo, quedaron vedadas todas las intervenciones quirúrgicas que persigan «modificar la apariencia de los animales o conseguir un objetivo que no sea curativo».