La rana Hylodes japi tiene los dorsales tintados de marrón y rojizo, de unos tonos muy parecidos al entorno donde vive, en la región de Jundiaí, en el sudeste de Brasil. Sin embargo, cuando se le observa de frente (tal y como la ven las otras ranas), su vientre de color crema contrasta con el fondo oscuro. Las ranas utilizan ese contraste entre el vientre y sus extremidades para hacer señales visuales a otros miembros de la especie.

Además, las hembras tocan a los machos para llamar su atención durante el cortejo, un comportamiento detectado por primera vez en ranas.

Los investigadores han estudiado a las ranas de torrente, que viven en zonas con arroyos pequeños y rápidos. Después de observar a 70 ejemplares durante más de 15 meses, descubrieron que para comunicarse utilizan señales visuales muy sofisticadas: inflan los sacos vocales, mueven los brazos, las patas y la cabeza, utilizando el contraste que hacen sus extremidades oscuras contra su vientre claro.

Mientras que observan a estos animales, inmersos en la Serra do japi, los expertos descubrieron que las ranas pueden elegir voluntariamente qué miembro utilizan para comunicarse. Deciden si hacen las señas con sus extremidades derechas o izquierdas y las orientan hacia donde se encuentra el receptor al que quieren enviar las señales.

El canto de la rana ha sido considerado tradicionalmente la comunicación más habitual entre estos animales. Ahora, las señales visuales y táctiles parecen ser también algo muy relevante. Los repertorios visuales son más complejos en las especies diurnas que se reproducen en entornos ruidosos, donde, perdidas entre el sonido de los torrentes, otros animales y el terreno, las señales auditivas se desvanecen.

Lo que más sorprendió a los componentes del equipo de investigación fue que, durante el cortejo, las hembras se comportaban de manera especial: utilizaron una combinación de exhibiciones visuales y tocaron al macho para llamar su atención. «Estos comportamientos no se habían registrado nunca antes en las ranas», explica Fábio Perin de Sá, autor principal del estudio.

Aunque las señales parecen ser más sofisticadas en las regiones tropicales, también se han encontrado formas de comunicación muy peculiares en ranas que viven en otras partes del mundo. Por ejemplo, mensajes enviados a través de las ondas del agua, en las ranas Bombina; la comunicación química en la especie Leiopelma hamiltoni, e incluso ultrasonidos en las Cavitympanum o vibraciones en la rana arborícola Agalychnis callidryas.