Los dueños de “Fluffy” encontraron a su gato congelado en el exterior de su casa en Kalispell, en el estado de Montana, al noroeste de Estados Unidos.

El pasado jueves 31 de enero, la temperatura era de 14 bajo cero y el gato permanecía sobre una montaña de nieve sin moverse. Temieron lo peor, pero llevaron a su mascota a una clínica veterinaria para ver si se producía un milagro.

El dueño de la clínica, Jevon Clark, confirmó a ABCNews que las probabilidades eran mínimas: la temperatura del gato apenas alcanzaba los 32 grados, cuando la media de su cuerpo es de más de 38. Pese a todo, lo llevaron a la zona de urgencias y se pusieron manos a la obra con mantas y agua tibia para tratar de que entrara en calor.

Clark lo mojó con agua tibia para derretirle la nieve y usó almohadillas térmicas y una jaula con calefacción para poder darle calor.

Las dos primeras horas de trabajo no dieron sus frutos: la temperatura del gato seguía siendo muy baja, pero el veterinario no desistió y siguió trabajando con el animal que, finalmente, comenzó a mostrar síntomas de recuperación.

“Nunca había visto algo así y he practicado durante casi 24 años. Estaba envuelto en trozos de hielo, apelmazadas alrededor de su cuerpo. Su temperatura era tan baja que nuestro termómetro no lo leía”, contó el veterinario Clark a ‘KULR-TV’.

El martes, cuatro días después de que Fluffy estuviera prácticamente muerto, la clínica veterinaria de Kalispell daba la buena noticia a través de su página de Facebook: “¡Fluffy es increíble!”. El gato podía volver a casa con sus dueños, aunque a partir de ahora pasará a ser un animal de interior, al menos durante la temporada de invierno.