Por Paulo Viglierchio

Rosario Central está desdibujado. Hace tiempo se convirtió en un equipo inestable, donde la irregularidad se hizo moneda corriente, tanto en el rendimiento como los resultados. Cada presentación da la sensación de exhibir una imagen peor que la anterior. Un evidente retroceso en el camino trazado, que ya no está firme en su andar y se nota donde importa la verdad, que es en el campo de juego. Una individualidad hizo que esta noche el Gigante de Arroyito siguiera inexpugnable, nada más.

El partido ante el encumbrado Independiente de Carlos Tevez, que salió del pozo en que estaba, representaba una oportunidad para ver como seguía la fase anímica en este plantel, visiblemente deteriorada, ante un conjunto con el autoestima elevada. Lo exhibido por el equipo de Miguel Ángel Russo en la primera mitad fue de lo más flojo que se haya visto desde su vuelta al club este año. Fue avasallado en cada aspecto del juego por el Rojo, no hizo pie en ningún lado.

Así planteadas las cosas, el Canalla pasó a depender, como tantas veces, de la eficacia que tuviera su adversario en cada llegada, sosteniendo el 0 en el arco a partir de rezar nomás. Ya se dijo varias veces en esta columna que el mediocampo es un flanco abierto por donde cada jugador rival avanza sin oposición alguna, esta vez tampoco fue la excepción. Ni Agustín Toledo ni Tomás O’Connor fueron contención alguna, sumado a la poca colaboración de Lautaro Giaccone y Jaminton Campaz para dar una mano al menos. Esto por solo hablar de esta zona, ya que por el sector defensivo Coyote Rodríguez, como siempre, entrega su espalda para que sea explotada a placer, siendo Carlos Quintana el bombero salvador para apagar los incendios por esa franja.

El Rojo tuvo al menos cuatro o cinco situaciones clarísimas que fueron aviso, hasta que de tanto insistir tuvo su premio con una jugada insólita, en la que Broun salió con los puños en un córner, nunca le pegó y la pelota le quedó servida a Javier Báez, un ex auriazul, que de tacó abrió el marcador para la visita. Castigo merecido para una palidez y tibieza total de Central, que se pareció demasiado al mismo que se muestra tan vulnerable de visitante. Salvo por un remate de media distancia del colombiano como para avisar quien era el local, poquísimo para rescatar. Fue solo 1 a 0, debió ser más. Dominio absoluto de los de Avellaneda.

En el complemento, el Canalla salió con algo más de decisión para buscar revertir la historia, aunque Independiente siguió siendo el de mayor peligro, perdonándole la vida en un par de ocasiones. Con Giaccone bajo (varios encuentros en ese nivel), Campaz y O’Connor trataron de asociarse y construir, pero la falta de claridad en los metros finales impidió que esas insinuaciones pasaran a ser concreciones. El paraguayo Giovanni Bogado ingresó por el lesionado Malcorra (en la etapa inicial), pero lejos estuvo de ser una opción, se lo vio con poco ritmo y muy impreciso. También a la cancha el debut del juvenil Módica por un incómodo Cervera, que jugó en una posición a la que no está acostumbrado (se nota que es segundo delantero, no punta).

La salida de Toloza ayudó a Central, que encontró una postura ya más conservadora de su contrincante, cerca del arco de Rey, convencido de exclusivamente sostener la ventaja. Ante la falta de ideas, el talento personal. Así se las ingenió Campaz para meterse en el área a pura guapeza y sacar un buen zurdazo que dio en el paló y se metió. Alivio cuando parecía que la derrota iba camino a ser inmodificable, por como se venía dando todo. El cafetero, al margen del gol, fue el único que buscó el desequilibrio a partir de la gambeta y el atrevimiento, con aciertos y errores, ya que su déficit siguen siendo los centros sin destino. Empate y a bajar la persiana, reforzar la fortaleza en casa, solo eso.

Ya con un cuadro de situación planteado, quedan preguntas pendientes que hacen a tratar de entender esta involución canalla, todas futbolísticas. ¿Porqué se sigue insistiendo con el doble 5 insulso, incluso de local cuando hay que buscar la victoria? ¿Cuál es el motivo para usar a jugadores en posiciones que no sienten? ¿Sólo está aceptado el 4-2-3-1 o el 5-3-2 como esquemas aún cuando ya caducó su utilidad? ¿Nunca probar con dos delanteros? ¿Qué explica esta merma?

Otros aspecto a atender es la preparación física, que empieza a dar signos de ser ineficiente, dada la cantidad de soldados caídos cada fecha. Mallo, Ortiz, Malcorra, Lovera (¿cuándo volverá?), Bianchi y Martínez Dupuy, por mencionar nombres, todos con molestias musculares, incluso en entrenamientos en algunos casos, como el arquero Axel Werner. Para un plantel escaso de jerarquía, varias bajas resienten aún más la estructura general.

Quedó claro que faltó un volante central de garantías y un delantero centro confiable, hombres que llegaran y jugaran de inmediato, sin ningún tipo de adaptación. El mercado de pases fue apuestas, gente joven con poder de revente que el tiempo dirá si pueden ser considerados refuerzos. Mientras tanto, parece menos que lo que había el semestre pasado.