Osella va a renovar por un año. Y está bien. Ese derecho se lo ganó con puntos. No importa si su estilo seduce poco, en la tabla los puntos están y además se ganó el Clásico. Y ante esto, poco se puede objetar.

Newells no juega lindo. Y difícilmente lo haga con Osella como entrenador. Si el hincha pretende el lirismo martinista es mejor que no vaya al Coloso y apague la tele. Esos tiempos quedaron lejanos. Y el pésimo intento de sostenerlo de Berti, Raggio y Bernardi hace pensar que sin el Tata como DT es mejor no volver a intentarlo.

Y en la necesidad apareció Osella. Con una idea práctica basada en el orden y correr. Le costó aplicarla con éxito, ya que la preparación del plantel estaba lejos del ideal y a los jugadores le costó entender un estilo que a la vista seduce poco.

Pero en este torneo aparecieron los resultados. Por casualidad o causalidad. Newells se plantó en la zona alta de la tabla y por si fuera poco ganó el Clásico. Y entonces, frunciendo el ceño y a regañadientes, los jugadores aceptaron la idea. Y los hinchas también, aunque sigue cierta resistencia a la hora del reconocimiento público. Es que el resultado es soberano y tapa cualquier intento de reclamar un fútbol más vistoso y ofensivo.

Puede la Lepra tener un juego más atractivo? Con Osella en el banco siempre priorizará lo efectivo sobre lo vistoso, después dependerá de algunas individualidades como Formica, Scocco o Maxi para ponerle algo de glamour.  Aunque en tiempos de billeteras flacas y promedios pobres, tener un Osella en el banco no es mala idea. Al que no le guste, que cambie de canal.