Por Claudio Giglioni

Sensaciones encontradas, la amargura de la eliminación, una derrota injusta de Argentina, jugó el mejor partido de la copa, dio la talla del cotejo, las polémicas arbitrales y la vieja receta de Brasil, ganarnos los partidos de contrataque.

Este Brasil que arrancó mucho mejor, hizo el gol y parecía que iba a humillar a todos. Ahí reaccionó Argentina, apareció Messi, hubo una gran injundia de Acuña, De Paul y Agüero, de todo el equipo que le sacó la pelota a Brasil.

La selección nacional tuvo varias situaciones para empatar, era el injusta la victoria de Brasil por 1 a 0, imaginénse en el 2-0. Pero si hay que decir que los dos goles fueron en jugadas espectaculares, en donde en las dos, los marcadores centrales fueron protagonistas, marcando muy mal.

Las polémicas también estuvieron, porque no se uso el VAR en las jugadas de Otamendi y Agüero. El resultado fue excesivo, vaya paradoja, Argentina compitió mejor que nunca, con el mejor partido de Messi, pero a veces en el fútbol, está el aspecto lúdico, el palo te dice que si o el travesaño te dice que no, y te quedas con las manos vacías.

Brasil eliminó a Argentina con eficacia, lo que no tuvo en gran parte del torneo.

Con Messi como figura, con una puntuación de 7,50, y con Pezzella como el peor jugador argentino con un aplazo.

Argentina dio la medida, se quedó con las manos vacías y Brasil, con la vieja receta del contrataque, va a jugar la final.