Por Santiago A. Fraga

Si hay algo distintivo en este Newell’s de Germán Burgos es el pragmatismo y, hasta el momento, el sufrimiento. La Lepra no pierde y ahora suma dos triunfos consecutivos, pero lejos está todavía de ser un equipo que demuestre con juego la solidez de esos números.

El equipo de Burgos sumó 9 puntos de 15 y marcó en cinco encuentros 9 de los 12 goles que tiene el club en el torneo. Parece difícil de pensar, pero en los números hay un Newell’s, y en la cancha hay otro.

El partido de hoy fue el gran ejemplo de ello. La Lepra le ganó 2 a 0 a Patronato pero tuvo que sufrir más de la cuenta, salvándose en repetidas oportunidades de un potencial empate hasta que llegó la tranquilidad en el pie derecho de Ignacio Scocco.

Por empezar, por primera vez Newell’s tuvo un rival en frente que no salió a proponer, por lo que tuvo que cambiar su juego de ser expectante y convertirse en quien tuviera el manejo de la pelota y la iniciativa, rol que no le quedó cómodo y donde se visualizó que el equipo todavía no logra ese «desorden» que busca trabajar su DT.

Mayoritariamente, los ataques del rojinegro terminan siendo sin sorpresa, sin referencias de ataque y con una mal ejecutada rotación ofensiva que termina quitando alternativas a los propios delanteros. Las mejores apariciones fueron precisamente cuando se logró plasmar velocidad al traslado en el tercio final, aprovechando en esa vorágine la calidad y el toque claro de jugadores como Pablo Pérez o Maximiliano Rodríguez.

Por otra parte, en defensa sigue habiendo un gran problema cuando el rival decide explotar la espalda de los carrileros al momento en que se dispone la línea de tres, dando lugar a muchos más encuentros cara a cara de los atacantes con Alan Aguerre, quien recuperó su nivel y lo plasma en un gran presente. No obstante, aún con sus problemas la zaga parece ser el aspecto más ordenado del equipo, complicándose principalmente cuando el equipo atrasa líneas y el campo propio queda sobrepoblado.

Claramente, hay algunos aspectos en los que uno presume que se irán aceitando acorde avance el tiempo y los jugadores hayan trabajado más con el cuerpo técnico, pero al mismo tiempo hay momentos en los que no parece coincidir en planteo del DT con los jugadores de los que dispone en la cancha.

Además del gran rendimiento de Aguerre, una buena aparición de Diego Calcaterra y una nueva buena actuación de Franco Negri fueron los aspectos positivos individuales más destacables, de los que sin lugar a dudas se lleva todos los flashes Ignacio Scocco, quien sembró aún más incertidumbre sobre el por qué de su ausencia en los partidos anteriores y volvió a demostrar que tiene el pie intacto, clavando un golazo determinante, trabando al piso en varias ocasiones y habilitando a sus compañeros.

Asimismo, resulta raro la apuesta en demasía por algunos nombres cuyo rendimiento ya está demostrado que no lo justifican en lugar de otros con mejor presente o mayor proyección.

Como detalle, resultó curioso el armado de la lista de concentrados y posteriormente el banco de suplentes. En el mismo no hubo ningún volante central de marca (el único mediocentro fue Mauro Formica) ni ningún defensor central natural (sólo Juan Freytes, que juega por izquierda), al tiempo que había dos delanteros centro (Scocco y Enzo Cabrera) y cuatro extremos (Brian Aguirre, Lucio Cingolani, Ramiro Sordo y Julián Marcioni). Es decir, y contando los titulares (Jonatan Cristaldo, Maxi Rodríguez y Alexis Rodríguez), nueve jugadores para tres puestos.

La idea de Burgos en este aspecto quedó de manifiesta cuando en el segundo tiempo ingresó Facundo Nadalín en lugar de Jonatan Cristaldo y transformó el esquema en un 4-4-2, pero queda la puerta abierta a pensar que pudieron surgir serios problemas si por algún motivo el equipo sufría alguna baja en Calcaterra (cinco improvisado de dos, que jugó bien), Sforza o Pérez (amonestado a los 6 minutos del primer tiempo).

La sensación final es que a Newell’s el aspecto que más le falta recuperar es la personalidad. De un equipo apático y destruido como el de la última etapa de Frank Kudelka, la Lepra ahora pasó a ser un equipo pragmático, que se cierne a la idea del técnico y la ejecuta sin poner una coma demás, tanto cuando la orden es atacar como cuando el grito del DT envía a los once jugadores al arco propio. Forjar nuevamente rebeldía, ese «desorden» al que se refirió Germán Burgos en una conferencia de prensa, será la principal tarea de los futbolistas rojinegros para lograr tener mejores ataques y también así poder pensar de otra forma la defensa.

Mientras tanto, lo siempre dicho, Newell’s tiene en lo próximo poco tiempo para esperar a que el trabajo dé sus frutos. Casi sin tiempo de descanso, este martes el equipo leproso deberá estar en Brasil para comenzar con la Copa Sudamericana, y luego de las elecciones del domingo tendrá la impresionante seguidilla de cuatro partidos en ocho días, entre los que hay dos partidos de copa y ni más ni menos que el clásico de la ciudad. Semanas infartantes.