Por Pablo Martínez, enviado especial a Temperley

Central no puede ganar en esta Superliga. Y aunque mejoró la puesta en escena, no le alcanzó para festejar por primera vez en el campeonato. Hace ocho fechas que los de Arroyito no suman de a tres y es un tema que empieza a preocupar.

El elenco canalla mostró otra versión que en las fechas anteriores, ya que desde el primer minuto, el equipo de Montero fue ambicioso y profundo en cada ataque.

El gol de Zampedri fue un merecido premio al rendimiento auriazul, en la primera media hora de juego. Es que la movilidad de los volantes, sin posiciones fijas, desnudaban los problemas defensivos del Gasolero.

Vale destacar que el tanto centralista fue la síntesis perfecta de la propuesta del DT uruguayo: Colman metió un preciso pase entrelíneas y Zampedri, el verdugo de Temperley (le hizo cuatro goles), definió con distinción.

Pero el Central de Montero no está equilibrado, porque sufrió más de una vez, no por virtudes del rival, sino por los errores no forzados, que cometían los volantes centrales.

Esa sensación de inseguridad en el fondo del elenco rosarino se hizo notar definitivamente cuando el paraguayo Villasanti empató en los primeros minutos del complemento.

A partir de ese momento, Central perdió la pelota y el dueño de casa empezó a crecer, ya que hasta tuvo oportunidades claras para darlo vuelta.

El único que leyó bien el juego fue Colman, preciso y criterioso en cada toque, que hasta se animó a probar al arco y el travesaño le dijo que no. Pero nadie acompañó al 10: Gil y Carrizo no levantan el nivel futbolístico y se siente en el equipo.

Central tuvo momentos interesantes de buen fútbol, pero al mismo tiempo mostró inseguridad y no tuvo respuestas para llevarse más que un punto. Sigue con el karma de no poder ganar en la Superliga.

Central se durmió con Temperley y sigue sin encontrar una sonrisa