Por Santiago A. Fraga

El partido de Newell’s Old Boys frente a Defensa y Justicia había sido más que convincente. Pese a que contó con la ayuda de tener un jugador de más durante más de 70 minutos, desde el comienzo del encuentro la Lepra demostró aquella vez un juego inteligente, con el que logró forzar errores en el rival y llevarse un triunfo sin sobresaltos.

Sin embargo, lo que fue una de las virtudes también dejaba al final del día algún interrogante lógico: lo que mejor había hecho la Lepra en el encuentro había sido planificar su estrategia basándose en las características y en la forma de jugar del contrario. Entonces, ¿cómo actuaría el equipo de Javier Sanguinetti frente a un rival con otro estilo de juego, menos vertical?

La respuesta a esa pregunta apareció hoy, y la verdad que no fue nada positiva. Newell’s perdió 3 a 0 frente a Argentinos Juniors sin una idea clara de juego, errático en la presión, con una mala lectura del rival, nulo peso ofensivo y muchas desinteligencias en defensa.

Con lo que más supo golpear el ‘Bicho’ fue con la longitud propuesta por el equipo, especialmente con lejos que jugó la línea defensiva del arco. Cada vez que la defensa rojinegra salió lejos, pagó caro el lento retroceso de sus centrales y nunca supo cómo reacomodar las piezas ante un equipo que con cada toque los desarmaba más y más.

Esta es la explicación de, por ejemplo, cómo Cristian Lema pasó de ser uno de los mejores en el partido pasado a uno de los más flojos en este.

>> También te puede interesar: Newell’s cayó 3 a 0 con Argentinos en La Paternal

Así también, este problema en la salida y en el retroceso afectó al mediocampo, y a raíz de ello fue que se dio esa constante sensación de superioridad numérica del rival en cada uno de sus ataques. Julián Fernández, con visible desesperación, pudo haber sido expulsado tranquilamente luego de varias faltas en la primera parte por llegar a destiempo.

A este error de táctica también hay que agregarle las fallas individuales, con un Leonel Vangioni que pasó de su increíble eficacia en el primer partido a estar totalmente errático en este, siendo responsable claro del primer gol junto a Nicolás Castro.

El mediapunta rafaelino es otra de las incógnitas en este equipo, ya que si bien su calidad técnica es innegable, ya suma varios encuentros sin poder encontrarse con el nivel que maravilló a sus hinchas en la primera mitad del torneo pasado y que lo hicieron merecedor de hoy portar la 10 en la espalda.

El otro interrogante que deja el partido en general es, precisamente, en la ofensiva. Teniendo en el banco de suplentes a dos referencias de área como Juan García y Nazareno Funez, llama la atención por qué el técnico optó por repetir la misma delantera que en el encuentro pasado, siendo que el rol que iban a cumplir los atacantes no iba (o no debería) a ser el mismo. Esto quedó de manifiesto especialmente en el primer tiempo, donde los de Sanguinetti optaron por un juego mucho más directo, arrojando pelotazos a un delantero como Ramiro Sordo que no tiene el cuerpo ni el oficio para plantarse como un 9 aguantador (pero sí, en cambio, para lo que le pidió el DT frente a Defensa).

Por si fuera poco, si bien Newell’s tuvo que hacer un gran esfuerzo para reforzarse y armar un once titular presentable, es claro que hay una deuda pendiente en cuanto al recambio, y se podría decir que precisamente el banco de suplentes no es ninguna garantía a la hora de tener que remontar un resultado.

>> También te puede interesar: Javier Sanguinetti: “Ni éramos unos fenómenos con Defensa, ni ahora somos espantosos”

Sin embargo, habiendo dicho todo esto y sabiendo que este es un equipo aún incompleto, en plena construcción, hay otra sensación mucho más abrumadora que también queda tras el partido de hoy: ¿por qué de visitante cuesta tanto?

Cambian los técnicos, cambian los jugadores, cambian los dirigentes, pero desde hace varios años la imagen de visitante de Newell’s es siempre la misma. Un equipo que sale a jugar cada partido ya resignado de antemano, donde no exhibe ninguna virtud que pueda haber logrado de local y aspirando al empate como único premio.

El mejor ejemplo de esto se demuestra con un simple ejercicio para el hincha leproso: ¿cuántos partidos desde la era Llop en adelante recuerda haber ganado de visitante?

Seguramente salgan a la luz los últimos dos ganados a Lanús en pandemia, quizás el triunfo ante Central Córdoba en marzo de 2020, y después cuesta mucho traer otros a la memoria. Solamente Frank Kudelka en su primer torneo al mando logró alguna que otra alegría o un nivel más sostenido fuera de casa, pero lo cierto es que hace mucho tiempo a Newell’s le cuesta de sobremanera cada vez que tiene que salir del Coloso, llegando a mostrar dos caras completamente distintas.

Ahora, este domingo la Lepra se enfrentará a River Plate, un rival que es más parecido en cuanto a forma de juego a Defensa y Justicia pero con un poderío individual mucho mucho más superior, en lo que seguramente vaya a ser el compromiso más difícil del rojinegro en esta copa.

Las incorporaciones de Djorkaeff Reasco y Gustavo Velázquez, quienes se presume van a estar habilitados y a punto para este partido, pueden darle alguna otra variante al rojinegro, pero lo cierto es que todavía queda mucho tiempo de trabajo con este plantel, a la espera de afianzar alguna idea que haga a Newell’s mantener una cierta estabilidad.