Por Santiago Fraga

En épocas donde el fútbol a nivel mundial transita por el debate sobre la tenencia de la pelota y la importancia de ello a la hora de obtener buenos resultados (gracias, Barcelona), en Newell’s el paradigma transita completamente por otro lado.

En el empate frente a Sarmiento en Junín mostró a las claras las mismas falencias que evidenció el equipo de Diego Osella en el triunfo de la segunda fecha frente a Tigre: a la Lepra le cuesta mucho el traslado de la pelota, sin demasiados Plan B y escaso de creatividad para hilvanar jugadas.

A lo largo de los primeros 45 minutos, el rojinegro intentó evitar el uso del pelotazo del que tanto había abusado el partido pasado. Sin embargo, fueron pocos los segundos en donde los jugadores tenían realmente opciones de pase, consecuencia de la lenta rotación de sus piezas, lo que tornó la tarea imposible. En efecto, el gol llegó producto de un pelotazo frontal en un tiro libre de Néstor Moiraghi, pero la jugada necesitó de la calidad de Ignacio Scocco, quien en todo su esplendor resolvió en un movimiento algo que, difícilmente, a otro delantero se le hubiera ocurrido.

En el encuentro pasado, Osella debió recurrir a iniciar el complemento con una doble variante en la zona central de la cancha. En esta ocasión el planteo inicial tampoco fue el idóneo, pero a diferencia de lo que se le destacó al estratega en la fecha anterior, en esta no pudo torcer la historia de ninguna manera. Por el contrario, el segundo tiempo fue un concierto de Sarmiento, quien de no haber sido por Luciano Pocrnjic se hubiera ido del estadio con una contundente victoria.

Más allá de cualquier resultado, que el arquero resulte ser la figura del equipo durante tres partidos consecutivos indica a las claras de que algo importante está fallando.

En esta ocasión, un arma que Newell’s tuvo y no supo nunca aprovechar fue la velocidad de Joel Amoroso, que durante varios pasajes de la primera etapa supo poner en riesgo la defensa juninense, pero pagó caro el poco acompañamiento de sus compañeros.

El punto flojo, flojísimo, sigue siendo la defensa leprosa, con actuaciones para el olvido de los cuatro del fondo. Reiteradas faltas cometidas en peligrosísimas zonas cercanas al área; malas decisiones a la hora de salir y generar juego y escasas proyecciones en ofensiva fueron algunos de los grandes flagelos con los que tuvo que combatir el equipo rosarino.

Un optimista podría decir que Newell’s todavía continúa invicto y con siete puntos de nueve en juego, pero un realista debe entender que hay puntos que todavía están fallando, y sería una virtud no necesitar de los malos resultados para tomar las decisiones de cambiar. Este es el momento.