Los futbolistas de la Primera D continuarán con su reclamo para que los partidos de la divisional vuelvan a disputarse los fines de semana, de modo que ninguno tenga problemas en sus otros trabajos.

El capitán de Liniers, Oscar Romero, que surgió de las divisiones inferiores de la «Topadora del Oeste» y disputó más de 400 partidos en primera división con esa camiseta, sostuvo que saldrán más equipos con banderas con el objetivo que los encuentros sean sábados o domingos.

«Este martes nos tocó a nosotros y a Centro Español. Pero éste es un reclamo de todos los clubes, hemos hablado los referentes de todos los equipos para que nos escuchen», confesó en una entrevista con NA.

Romero, de 33 años, está casado y tiene tres hijas y si bien reconoce que su «prioridad» es el fútbol, al jugar en una categoría amateur el sustento económico lo aporta su otro trabajo.

«Soy sereno y encargado de limpieza en Desarrollo Social de La Matanza. Trabajo de 15 a 21 y por la mañana voy a entrenar.

Por eso, cuando hay un partido entre semana, tiene que cubrirme un compañero», expresó.

Romero se considera un afortunado porque «suelen entender que amo ser futbolista y nunca me ha tocado que me descuenten dinero por alguna llegada tarde, aunque a veces se han colmado la paciencia».

«Cuando jugamos un partido al mes entre semana, no se genera tanto lío. Pero cuando hay más, a veces se complica. Encima, como no tengo auto, me las tengo que rebuscar para llegar, sobre todo cuando es de visitante», indicó.

Liniers juega de local en Villegas y es cerca de la rotonda de San Justo, donde queda Desarrollo Social de La Matanza, pero ha padecido viajes como cuando enfrentó a Cambaceres en su cancha.

«Estábamos en la C. Volvíamos de Ensenada. Y mi compañero me tenía que cubrir hasta las 19. Nos agarró un piquete en la Autopista Riccheri y estuvimos dos horas parados. Me acuerdo que me llamaban seguido al celular y me comí una linda cagada a pedos por no tener compromiso con mi trabajo. Ese día no debí haber ido a jugar», recordó.

Romero se mostró «esperanzado» que la AFA escuche el reclamo porque -resaltó- «todos amamos el fútbol, quisiéramos vivir de él, pero no nos queda otra que tener otros trabajos».

«Cuando jugamos de visitante, suelo apurar en el vestuario a mis compañeros para que se cambien rápido, podamos irnos y no llegue tarde al trabajo. El problema suele darse si perdemos, ya que el ánimo no es bueno y todo se retrasa», cerró.