Por Franco Córdoba (Télam)

El escenario mundial que se vislumbraba tras la Segunda Guerra Mundial era propicio para que Argentina tenga la competencia mundialista . El consenso político en la FIBA,de la que Argentina era miembro fundador, junto con el apoyo del Estado y de Juan Domingo Perón, fueron los cimientos para concretar el sueño mundialista en Buenos Aires.

En El Aro y el Oro,los periodistas Alejandro Pérez y Germán Beder cuentan que en aquel entonces el poco interés mostrado por Estados Unidos para realizar el certamen le dieron a Argentina todas las opciones para ser finalmente sede de la Copa del Mundo.

El broche final fue la gestión de Perón quien aprovechó la posición de Brasil al tener la sede de la Copa del Mundo de fútbol, el ex presidente decidió que Sudamérica fuera eje de todas las miradas y además su política deportiva fue la que incentivó a los organizadores con el aporte de 800 mil pesos para los gastos y que finalmente se lleve a cabo el Mundial.

Una charla del General Perón con el dueño del Luna Park, Ismael Pace para que entre Agosto y Septiembre de 1950 deje sin agenda a los espectáculos en el histórico estadio cubierto de Capital Federal, principal a las veladas pugilísticas, le dieron el visto bueno finalmente a Argentina su Copa del Mundo.

La preparación del equipo argentino fue brillante y exigente, tan cual lo ameritaba la tamaña envergadura del certamen.

Las prácticas eran en doble turno (de hasta seis horas diarias), sin descanso. con un equipo de trabajo que hasta contaba con un equipo médico con cuatro kinesiólogos, algo utópico para la época.

Los días previos al comienzo del certamen se llevaron a cabo en el club River, con u objetivo final: terminar entre los cuatro primeros, aunque luego la gloria, los llevaría por otros caminos.

La primera fase argentina, una arrolladora

Argentina comenzó la Copa del Mundo ganándole a Francia 56-40 en la ronda preliminar, luego a Brasil 40-35, en un partido donde los dirigidos por Jorge Canavesi levantó una desventaja de 12 puntos y un punto de inflexión en el desarrollo del torneo para los locales.

Después victorias contundentes ante Chile (62 a 41), a Francia de nuevo (66 a 41) y Egipto (68 a 33), para llegar al juego definitorio.

Un equipo con el estado físico, un juego de marca y de contraataque era lo más visible en el juego argentino, y compensar con mucha velocidad lo que la altura faltaba en los jugadores albicelestes.

Un Luna Park repleto, la Selección Argentina dirigida por el Profesor Jorge Canavesi se consagraba campeón del Primer Campeonato Mundial de Basketball Libertador General San Martín el 3 de noviembre de 1950, tras ganarle a Estados Unidos por 64 a 50.

Veinte mil almas alentando al equipo de Canavesi quien con no sólo Oscar Furlong, sino el juego de Hugo Del Vecchio, haría que Argentina dominara el marcador ante los anglosajones.

El silbatazo final, la gente de pie en el Luna Park y el público comenzó a entonar el himno nacional a capella, entonces muchos comenzaron a encender fuego los diarios (pareciendo una antorcha) para demostrar su alegría y agradecimientos al plantel.

Allí nació el título de esa jornada histórica que quedará grabada para siempre: “La noche de las antorchas” de una caravana que se extendió por Corrientes y Bouchard, hacia el Obelisco, luego a Callao hacia la Plaza de los dos Congresos, donde la gente le devolvió el afecto a sus héroes, en el comienzo del básquet mundial, con Argentina como dominador en este deporte.

El equipo: Pedro Bustos, Hugo Del Vecchio, Leopoldo Contarbio, Raúl Pérez Varela, Vito Liva, Oscar Furlong, Roberto Viau, Rubén Menini, Ricardo González, Juan Carlos Uder, Omar Monza, Alberto López. El Profesor Canavesi estaba acompañado por el maestro Casimiro González Trilla, como ayudante y el preparador físico era Jorge Borau.

Fotos: El Gráfico