Por Santiago A. Fraga

Newell’s Old Boys llegaba al partido de este sábado en Avellaneda como líder del grupo y con mejor diferencia de gol que Vélez Sarsfield. Sin embargo, lejos de aprovechar la oportunidad ante un rival igual de irregular, terminó demostrando una imagen lamentable y perdiendo por 3 a 1, en un resultado que es doloroso en el presente, pero puede serlo aún más pensando en el futuro.

La derrota de la Lepra esta tarde/noche terminó por desnudar por completo todas las falencias que acompañaron al equipo a lo largo de esta Copa Maradona, que abarcan desde el mismísimo armado del plantel hasta las lecturas del técnico en el transcurso de los partidos y la irregularidad de muchos jugadores.

A pesar de la posibilidad de sumar una estrella, desde un comienzo se sabía que esta copa, armada improvisadamente y a los apurones, no iba a terminar siendo de gran relevancia para los equipos del fútbol argentino. Sin embargo, la principal sensación que queda hoy, mucho más allá de los resultados, es que para Newell’s fue una pérdida de tiempo y de paciencia.

Dejando a un lado el éxito deportivo, esta copa a la Lepra no le sirvió absolutamente para nada, principalmente pensando en que los ojos del rojinegro están puestos en la triple competencia de la próxima temporada. No fue competitivo en los partidos determinantes, no mejoró su juego a lo largo del torneo, no logró afianzar un once titular, no desarrolló juveniles y no corrigió falencias. A Kudelka seguramente no se le reproche que el equipo ni haya siquiera alcanzado la zona de ganadores, pero sí el balance final negativo.

Y es que el DT tiene gran responsabilidad, pero no es el único. Buena parte del resultado de hoy llega de la mano de errores de lectura del entrenador, que se vieron repetidos también en varios partidos del campeonato. Particularmente este sábado: sacar a Jerónimo Cacciabue cuando había sido uno de los pocos en hacer desgaste físico en el primer tiempo; sacar a Juan Sforza cuando, aún cumpliendo mil roles, era de los pocos que lograba inquietar a la hora de tener la pelota en los pies, y al mismo tiempo sacar a Manuel Guanini (lamentable torneo) para poner a Mauro Formica, terminando por desarmar una táctica que desde la primera variante se había vuelto extraña. Con el equipo completamente confundido y descompensado, Racing terminó liquidando el encuentro.

Continuamente, Newell’s da la sensación de que le ganan fácil, aún cuando ni siquiera el rival impone una superioridad insoslayable en su juego.

Desde allí, al cuestionable plan de juego hay que sumarle las actuaciones individuales cada vez más bajas. La línea defensiva del rojinegro, y principalmente la zaga central, no demuestran estar a la altura de un equipo de Primera División. Hoy Racing se floreó con los enormes espacios que dejaba Newell’s y la floja marca, con lo que tuvo la posibilidad de hacer una jugada de Play Station en al menos cinco oportunidades. Dos de esas terminaron en gol de Héctor Fertoli con el arco vacío.

Si bien es para rescatar la aparición de algunos juveniles como Sforza o Cingolani, el único aprobado en la tarde de hoy fue precisamente el jugador que no forma más parte del club después de este partido: Sebastián Palacios.

Sin embargo, es innegable que muchos de los problemas futbolísticos de Newell’s se dan a raíz del corto plantel que tiene. Si bien particularmente en este torneo las lesiones afectaron mucho al equipo, es extremadamente notorio que, aún con todos a disposición, no hay material ni siquiera para armar un once titular.

Un buen plantel debe tener por lo menos once jugadores con un rendimiento acorde a jugar desde el arranque en un equipo de Primera, pero además once futbolistas que tengan las capacidades mínimas como para no desentonar a la hora de reemplazar a los primeros.

La diferencia de jerarquías y rendimientos entre las distintas líneas de jugadores de Newell’s es muy grande, y eso es algo que se debe achicar cuanto antes. Dos centrales, dos laterales, un extremo y un centrodelantero, por ejemplo, son algunas de las urgencias que el club deberá atender en el mercado de pases, para poder pensar siquiera competir en el nuevo formato de la Copa Sudamericana o en el torneo local.

Plantel corto, actuaciones irregulares y malas decisiones tácticas. Un combo fatal que tiene que servir como aprendizaje de todo lo que no habrá que hacer la próxima temporada, en la que, además, ya regresan los promedios al torneo argentino.