Por Pablo Martínez

La Scaloneta jugó una final inolvidable, minimizó a su rival en gran parte del juego, como siempre hubo tiempo para sufrir, pero se impuso con la personalidad que lo caracteriza y en los penales, Dibu Martínez hizo lo suyo. Con la grandeza de Messi y todo un equipo que lo respaldó dejando la vida en la cancha, Argentina ganó con justicia la copa del mundo y se quedó con toda la gloria.

Hermosa definición de una copa del mundo, tuvo todos los ingredientes de un partidazo. Argentina sometió con su juego a Francia desde el arranque.

El 2-0 del primer tiempo fue el fiel reflejo del extraordinario rendimiento del equipo de Scaloni, el elenco nacional ganó por todos los sectores, con Di María rompiendo el esquema de los franceses por el sector izquierdo, más el incansable trabajo de Mac Allister, Fernández, De Paul y Alvarez, complementado con el toque de distinción de Messi.

Pero las finales se ganan, dice una frase futbolera, y el trámite del juego fue en esa dirección, porque Francia en un rato empató el partido injustamente, con un Mbappé intratable, que apareció poco y fue una pesadilla.

Como en los cuartos de final, Argentina volvió a reaccionar en el alargue, y contó con varias oportunidades para quedarse con una victoria merecida ampliamente. Y llegó el tercer grito nacional, en medio de la confusión, Messi anotó el doblete y parecía que se terminaba el partido.

Sin embargo, Francia no bajó los brazos y volvió a empatar, con el penal de Mbappé, parecía que todo se venía abajo pero la Scaloneta siempre tiene un as en la manga, era Dibu Martínez, un especialista en los penales.

En la definición desde los doce pasos, el golero marplatense volvió a aparecer atajando un penal y el combinado nacional tuvo una gran efectividad para que el final fuera feliz, como se lo merecía este equipo.

Argentina, un campeón del mundo inolvidable, desde esa derrota inicial hasta el partido decisivo, se bancó la mochila de jugar una final tras otra, con entereza y mucho temple.

Scaloni que venía de ganar el título en la Copa América, la tuvo clara siempre, puso en cancha a los mejores en cada partido y así fue como encontró a los pibes de oro: Alexis Mac Allister, Enzo Fernández y Julián Alvarez, que le respondieron a la perfección.

El despliegue físico de ese trío fue impactante, ganando todo en la zona de volantes, jugando en la misma sintonía de Messi y logrando un rendimiento casi perfecto.

La inclusión de Di María fue un acierto, porque el DT francés no esperaba ese cambio de punta de Fideo y lo perdió de su radar táctico, Angelito tuvo un gran rendimento hasta cuando le dio el físico y con gol incluido, ya está en la historia del fútbol argentino, marcando goles en una final olímpica, continental y del mundo.

La historia de Lionel Messi con la selección merecía este final, tanto tuvo que sufrir para alcanzar la copa, que le era esquiva, que se había transformado en una utopía, pero este domingo se hizo justicia, la Pulga se coronó campeón del mundo, ganó todo, ya no lo comparemos más con Diego, los más grandes de la historia del fútbol mundial son argentinos.