Esta tarde, los hinchas de Central y Newell’s, se calzaron sus colores en el pecho, y disputaron un partido en el predio cercano a Circunvalación y Mendoza, con el público mezclado a los costados de la línea de cal, demostrando que el clásico no tiene en su naturaleza la violencia.

Dos tipos anónimos, se juntaron para ir detrás de una pelota, sin árbitro y con simpatizantes de ambos equipos, que llevaron hasta sus trapos para darle color a la tarde de miércoles. No fue nada amistoso, porque pusieron todo en cada pelota, y para darle mayor condimento, la cancha estaba embarrada.

El equipo de la Lepra ganaba 3 a 1, pero los Canallas reaccionaron a tiempo, y terminaron empatando 3 a 3. El resultado terminó siendo una anécdota, porque lo más importante fue juntarse a jugar un picado, como si estuvieron en el césped del Coloso o el Gigante, con hinchas entremezclados y la pasión como denominador común.

Los barrios de la ciudad se adueñaron del derby, desde hace un tiempo, los vecinos se autoconvocan, como el fin de semana ocurrió en zona sur, en Tiro Suizo, donde mucha gente se suma al convite. También se vive en Empalme Graneros, donde los hinchas no se quieren perder la chance de defender sus colores.