El goleador y capitán canalla Marco Ruben se vistió de Mario Alberto Kempes y con una espectacular palomita marcó el descuento, pero de nada sirvió porque Central perdió 3 a 1 contra Unión de Santa Fe en un partido clave para el ingreso a las copas, que es el único objetivo que le queda por delante a los dirigidos por el Kily González.

Y es que su castillo de naipes se derrumbó en apenas veinte segundos cuando, si bien el gol de Luna Diale debía ser anulado por posición adelantada, evidenció el pésimo retroceso de un equipo que no mejora su faceta defensiva. Pero la improvisación táctica va más allá de la última línea, ya que el mediocampo -al igual que contra Racing, aunque con distintos intérpretes- no lograba contener los avances del conjunto santafesino.

En lugar de reaccionar con el temprano golpe, quedó noqueado y tuvo que lamentar el segundo tanto de Machuca, la figura destacada del encuentro, aprovechando el flojísimo rendimiento de Martínez por el lateral derecho. El Canalla lo sufría en todos los tiros y aunque parecía liquidado, acostumbrado a esa dinámica, fue al frente y se terminó encontrando con el descuento del inoxidable goleador Marco Ruben.

Es que Unión, confiado por el resultado y con una merma física en el desarrollo, no tuvo en cuenta que un solo centro de Blanco podía complicarle la historia, cuando el capitán auriazul se arrojó de palomita para hacer historia con su octavo gol en el presente campeonato y el número 94 de su historia, alcanzando al Matador Kempes y quedando a solo cuatro del récord absoluto de la era profesional que ostenta Waldino Aguirre.

En este fútbol donde ninguno (excepto River) sobresale con claridad del resto, a veces la mera voluntad del empuje alcanza para ser competitivo en todas las canchas y eso es lo que caracteriza al Central del Kily González. Sin jugar bien pero con el deseo de buscar siempre el arco de enfrente, volvió a meterse en partido de cara al complemento.

Ya en la segunda mitad en el estadio 15 de Abril de Santa Fe, el ‘Fosa’ Ferreyra reemplazó al zaguero paraguayo Garay, que estaba amonestado. Vale decir que anteriormente el ingreso del pibe Luques por el lesionado Desábato le había dado mayor no equilibrio sino volatilidad en la zona media para ejecutar de manera más veloz las transiciones.

El inicio de esta etapa había sido tan flojo como la primera y luego de salvarse en múltiples ocasiones del tercer gol de la tarde, había logrado volcarse rumbo al empate, pero fue justo ahí que el DT desarmó el medio con dos cambios más: ‘Pupi’ Ferreyra y Zabala entraron por Covea y Lo Celso, que estuvo desaparecido pero había conectado buenas ideas en los últimos minutos antes de salir llamativamente reemplazado.

La mala lectura de González al desarmar completamente el medio cuando mejor estaba hizo que Central se pinchara y no pudiera amenazar con la igualdad sino hacia el final con un cabezazo de Gamba, aunque Broun había salvado en un par de intervenciones del tercero, lo que no pudo evitar en tiempo de descuento ante el ingresado García.

Así las cosas Central dejó en claro lo que se viene repitiendo desde hace mucho tiempo en esta columna: que es un tiro al aire que nunca podrá encontrar regularidad ya que depende exclusivamente de la efectividad de sus goleadores, ya que su arco parece imposible mantenerlo en cero. Para colmo en el día de Halloween, la defensa fue de terror y el Tatengue, sin hacer mucho, quedó mejor parado en la carrera a las copas.