Por Santiago Fraga

Uno de los sueños máximos para cualquier futbolero que realmente disfrute del deporte seguramente sería el poder estar alguna vez en cada uno de los principales estadios del mundo y ver a los mejores jugadores en los mejores partidos. Del mismo modo, también seguramente sean pocos los privilegiados que puedan llegar a realizarlo; y Mark Szczuka es uno de ellos.

Escocés, hincha del Aberdeen y nacido en Edimburgo 40 años atrás, desde 1999, cuando viajó al Camp Nou en Barcelona para ver la final de la Uefa Champions League entre el Manchester United y el Bayern Munich, recorre el mundo con la excusa de presenciar los encuentros más importantes. Así, en estos 17 años estuvo en 55 países distintos de los cinco continentes (con excepción de la Antártida), en los que presenció desde Mundiales, finales de Champions y Copa América, hasta, por ejemplo, los atentados de París en el Stade de France.

Este fin de semana, Mark viajó hasta Buenos Aires para presenciar cuatro partidos de la famosa “fecha de los clásicos”. Conclusión logró contactarse telefónicamente con él y, pese a que no habla español, contó muchas de las vivencias que le regaló el fútbol, además de cuestiones como las diferencias entre las hinchadas argentinas y europeas; las diferencias culturales entre cada país; la pasión con la que viven el fútbol los sudamericanos y las increíbles cosas que le tocó ver en una cancha, entre muchas cosas más.

Desde incidentes en un clásico en Serbia hasta la exaltación de los hinchas egipcios por salir campeones de África, pasando por el gol de Maxi Rodríguez a México en 2006, la mítica final entre Liverpool y Milan (todas las finales de Champions), una visita a Chérnobil y un clásico en Estambul. Conocé su increíble historia.manchester

¿Cómo empezó todo? Su primer gran partido fue en 1999. Aquel 26 de mayo, el Camp Nou de Barcelona vivió una de las finales de Champions League más apasionantes de la historia. Bayern Munich ganaba cómodamente desde el arranque 1 a 0, pero en los últimos tres minutos de partido (desde el minuto 90 hasta el 93) el United marcó dos goles y se llevó el trofeo para Manchester. Mark estuvo allí presente, y quedó tan impresionado que desde ahí en adelante viajó a todas las finales de la Copa de Campeones de Europa. “También voy a estar en mayo a Milan”, agregó, dando cuenta de lo que será su decimoctava final de Champions consecutiva.

Sin embargo, apenas comienza su relato aclara que no lo hace sólo por presenciar los grandes partidos, sino también por la experiencia de viajar. Como ejemplo, cita la última Copa América en Chile, de la cual los argentinos no guardamos un grato recuerdo final: “Fue una combinación perfecta entre viajar y ver fútbol. Experimentar la cultura y sobretodo ver a la gente del fútbol”.

A la hora de consultarle sobre cuál fue el partido más loco que le tocó presenciar, Szczuka no duda, y asegura clasico serbiaque el clásico de Belgrado fue una de las experiencias que no se olvidará en su vida. “En abril del año pasado estuve en Serbia para ver el partido entre el Estrella Roja de Belgrado y el Partizan Belgrado, un gran clásico en donde los hinchas realmente se odian los unos a los otros. En aquella ocasión el partido estuvo demorado por más de 45 minutos porque los hinchas se peleaban entre ellos y contra la policía. Había mucho humo, muchísimas bengalas, se las arrojaban entre ellos, era algo increíble de ver. Para colmo el partido fue un 0 a 0 aburridísimo, así que me pasé el partido mirando más tiempo a las hinchadas que al juego. Son muy pasionales”, relató Mark, quien luego aseguró que este domingo espera con más ansias el clásico entre Boca Juniors y River Plate, aunque se lamentó de que no haya hinchada visitante.

Este domingo, este escocés amante del fútbol presenciará en total cuatro clásicos argentinos. “It’s gonna be a good weekend”, anticipaba el viernes en su llegada al país. En primer lugar, el sábado visitó el Bajo Flores para ver a San Lorenzo frente a Huracán, y desde allí se dirigió a La Plata para ver a Gimnasia frente a Estudiantes. El domingo, antes de conocer La Bombonera, se dio el gusto de ver el clásico de Avellaneda entre Racing e Independiente.

¿Y el clásico rosarino?  “Tenía muchas ganas de venir pero el problema era que estaban en el mismo día y sehinchadas.jpg_869080375 me complicaba, pero estoy muy ansioso de poder ir. Es un clásico muy famoso en el mundo, muy importante en Argentina y donde escuché que los hinchas son muy pasionales. Será la próxima, es una buena excusa para  volver a Argentina”, respondió. A su vez, mencionó que uno de los problemas fue que en nuestro país el fixture con los días en que se juegan los partidos se conoce recién una semana antes de cada encuentro. “Me sorprendió mucho, en Escocia vos sabes el fixture dos o tres meses antes. Pero bueno, la próxima vez que vuelva iré a Rosario”, contó.

Esta, sin embargo, no es la primera vez que este escocés pisa territorio argentino. En 2011 viajó por primera vez para presenciar la Copa América. En otro poco grato recuerdo para nuestra Selección, Mark presenció la derrota argentina por penales ante Uruguay en Santa Fe, y luego vio la final en la que Uruguay se consagró campeón en el estadio Monumental. “Fue una atmósfera increíble, además de que en la final estuve cerca de los uruguayos”, contó, para luego aclarar que esta será la primera vez que presencie clubes argentinos en nuestro país.

Una de las cosas que más impulsa a Szczuka a viajar es su selección, Escocia. Si empieza a nombrar todos los países que visitó para ver al equipo azul, no termina más. Desde encuentros en Malta o Eslovaquia, hasta un choque ante Inglaterra con más de 90.000 personas en Wembley. A la hora de preguntarle por el partido más emocionante que le tocó ver, destaca el triunfo de su país ante Francia en París, en 2011. “Fue inesperado, uno de los mejores días de mi vida”, relató, como si acaso estuviera reviviendo las imágenes en ese preciso momento.

Así también, por su Selección conoció el que fue el lugar más extraño que visitó en el mundo. Luego de un partido de con más de 2000 escoceses en Kiev, Ucrania, Mark permaneció unos días más y se decidió a conocer Chérnobil, lugar conocido por el famoso desastre nuclear del cual este martes se cumplen 30 años. “Eran muy estrictos con la gente que podía ir ahí. Te hablaban de la radiación, de todo lo que había muerto y todo lo que causó. Fue muy extraño escuchar eso”, contó.

Esa, sin embargo, no fue la experiencia más extraña que le tocó vivir por el fútbol. En la noche del 13 de noviembre de 2015, Mark estuvo en el Stade de France de París, presenciando el encuentro entre Francia y Alemania. Esa misma noche, atentados terroristas terminaron con la vida de 137 personas, y uno de los objetivoparis atentadoss del ataque era, precisamente, el estadio. “Fue muy raro. Escuché las explosiones durante el partido pero nadie sabía que eran por eso, pensábamos que eran bombas de estruendo. No parecía inusual. Sin embargo, durante el partido mis amigos desde Escocia me comenzaron a mandar mensajes y yo me empecé a preguntar qué es lo que estaba pasando. Después del partido vi que la primera bomba no explotó muy lejos de mío. Yo estaba cerca de esa entrada. Fuimos muy afortunados porque intentaron entrar a la cancha, ese era su objetivo, pero por suerte no pudieron. Fue una experiencia muy extraña y loca”, relató Szczuka a Conclusión desde Buenos Aires.

Otra vivencia en la que llegó a sentir miedo por lo extraño del contexto la vivió en 2006 en Egipto, en el marco de la final de la Copa Africana de Naciones. “Jugaban Egipto y Costa de Marfil. Los egipcios ganaron la final y después del partido se volvieron locos. La gente se subía a las traffics y saltaban encima, gritaban, estaban muy alborotados. Fue algo muy especial de ver”.

¿Los clásicos en el mundo son tan violentos como se dicen ser? “Depende. Normalmente no, pero algunos pclasico serbia 2aíses son más violentos que otros. En Estambul (capital de Turquía), unos años atrás, vi el derbi entre Galatasaray y Fenerbahçe, y son hinchas que también se odian los unos a otros. Hubo problemas antes del partido, afuera de la cancha, y durante el partido adentro. En Belgrado lo mismo. Pero en Alemania, por ejemplo, no hay tanta rivalidad al punto de pelearse como en otros lados. Tienen mucha policía controlando no sólo dentro de la cancha sino también en el centro de la ciudad, y tienen una política de que los hinchas que tienen la entrada prohibida al estadio deben presentarse dos horas antes del partido en la comisaría y se van tiempo después. Tienen controles para prevenir todos estos problemas”.

¿Y cuál hinchada es la más pasional de todas las que viste?Una de las mejores hinchadas es la argentina, sin dudas. Lo vi en la Copa América, en el Mundial, y en especial en Brasil hace dos años. Son realmente apasionados. También lo viví en el 2006 en Alemania contra México, que creo que fue el primer partido que vi de Argentina y simplemente quedé maravillado de verlos al entar. De igual forma, los hinchas escoceses también son de los mejores, muy pasionales. Quizás la principal diferencia es que los argentinos tienen ritmo, tienen bombos y está bueno escucharlos en un partido. Son especiales. Después los africanos me encantan, y los japoneses están muy locos. Es muy diferente alrededor del mundo”.

A la hora de consultarle sobre cuál fue el mejor clásico que le ha tocado vivir, Mark vuelve a recordar los clásicos de Belgrado y de Estambul, pero insiste con que el Boca-River de este domingo será el mejor que vea. “También vi una vez un partido entre Irán e Irak y fue una experiencia increíble. Desafortunadamente no fue en Irak sino que fue en Australia, pero aún así el estadio estaba lleno de iraquíes, fue muy colorido y muy lindo de ver”.

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La primera pregunta que a muchos les surge es, sin dudas, cómo hace para afrontar económicamente todos los costos que conllevan los constantes viajes, las entradas, alojamientos y demás. “No es muy fácil. Es una combinación de cosas. A medida que voy viendo partidos, en los Mundiales por ejemplo, voy conociendo más gente y haciéndome más contactos, y luego ellos me ayudan. Eso es muy importante porque además esas personas después conocen a otras y siempre es una opción. La otra cuestión importante es la confianza, el no tener miedo de negociar por el precio de las entradas o los boletos, y además el ir a comprarlos en el estadio el mismo día del partido. Si sos paciente, te ahorrás muchos gastos”, responde, brindando tan sólo unos ingredientes de la receta mágica. ¿Tenés idea de cuánta plata invertiste en todos estos años? “Prefiero ni saberlo, jaja”.

¿Por qué haces esto? “Simplemente porque amo el fútbol, y es una muy buena manera de viajar por el mundo. Experimentar culturas y ver fútbol es una combinación perfecta”. ¿Y qué le dirías a alguien en el mundo que quiere hacer lo mismo? “Le diría que viaje y se divierta. Hablar con los hinchas en cada país en el que estás, ir a los bares después del partido, tomar una cerveza con los hinchas, entender las distintas culturas, es único”.

Finalmente, desde Rosario le preguntamos cuál es el mejor jugador que ha visto a alguien que ha visto a prácticamente todas las estrellas mundiales de las últimas dos décadas. “Messi, sin ninguna duda”, respondió a Conclusión. “No lo digo porque sean un medio argentino, pero es un placer ver a Messi. No vi a Maradona jugar así que no puedo compararlos, pero vi a Messi muchos partidos para Barcelona y Argentina y es el mejor jugador que ví. Cada vez que lo veo jugar es uno de los jugadores más importantes, aún cuando no marca goles”, agregó.

¿Y cuáles serán sus planes después de Buenos Aires? “El miércoles estaré en Madrid para ver la semifinal de Champions entre el Atlético y el Bayern Munich, y luego iré al clásico de Casablanca (capital de Marruecos). Ellos, como en Argentina, no saben el fixture hasta una semana antes, así que no estoy seguro de cómo voy a hacer, pero quiero ir porque dicen que es un clásico muy especial”.

En el marco de lo que será una nueva edición del clásico rosarino y de una decena de clásicos argentinos, es un momento más que ideal para recordar lo pasional que es este deporte, y cómo la perfecta combinación de presenciar un partido de fútbol con el placer de viajar por el mundo se puede convertir, tranquilamente, en un estilo de vida.