Por Paulo Viglierchio

Rosario Central volvió a sonreír, y de que manera. Tras lo que fueron las últimas tres presentaciones en donde el rendimiento defeccionó y eso conllevó a una baja en los números, el reencuentro ante su gente lo llevó a elaborar un gran triunfo, en donde no pasó sobresaltos y pudo gestionarlo de una forma en la que no se había visto hasta ahora en el torneo. Las formas, en este caso, fueron sólidas y eso llevó a un alivio general.

Para este partido, las variantes obligadas por suspensiones obligaron a Miguel Ángel Russo a meter mano y darle lugar a jugadores que habitualmente son suplentes o tienen pocos minutos como recambio. El equipo tuvo otra fisonomía y los nuevos ingresos, lejos de resentir la estructura, hicieron olvidar a aquellas piezas titulares que faltaron. Ismael Cortez tuvo una más que correcta tarea y Juan Cruz Komar cumplió.

La clave del encuentro fue la contundencia del Canalla. A Central no le hizo falta generar gran cantidad de situaciones para llevar peligro y pegar en los momentos justos. De hecho, ya a los 11 lo ganaba, con un penal ejecutado fuerte y al medio por parte Malcorra tras un torpe penal de Macagno a raíz de un pase corto de un compañero de cabeza. Un gol tempranero permite acomodar mejor las piezas y empezar a imponer las condiciones en el desarrollo.

Platense no se había llegado a acomodar cuando le llegó otra piña al mentón. Es que, ocho minutos después, Campaz recibió de Ortiz en el medio, enganchó, se acomodó y sacó un violento zurdazo al ángulo del uno visitante. Golazo del Bicho. Sin hacer mucho, el conjunto de Russo ganaba cómodo, y supo administrar la diferencia con inteligencia. Si bien se replegó, la liviandad del Calamar, que tuvo la pelota pero dio ventajas en cada sector de la cancha, hizo que el trámite fuera tranquilo.

Así, con un Central cómodo con la ventaja y un adversario impotente, que solo inquietó con remates débiles de media distancia, la historia estuvo liquidada desde temprano. La defensa estuvo bien plantada y atenta, mientras que Campaz, Malcorra y Giaccone tuvieron espacios y libertad para lucirse y mostrar lo mejor de su repertorio. A partir de una gran asistencia del juvenil,  Veliz definió con sutileza (a lo Marco Ruben) por arriba de Macagno y estableció el tercero. Otra gran conquista del artillero canalla, la última antes de formar parte del plantel de la Selección Argentina Sub 20 que disputará el Mundial en nuestro país. Mención aparte para el 9, que disputó el encuentro totalmente metido en el contexto presente, abstraído de los flashes de la albiceleste.

Y en una jornada en la que todo salía redondo, hubo lugar para una grata aparición. El pibe Tomás O’Connor no solo llegó a tener su bautismo con la casaca auriazul, sino que también lo coronó con un gol, tras definir de cabeza luego de una combinación colectiva. Debut soñado para un futbolista del que se mencionan grandes cualidades de quienes lo formaron en las divisiones inferiores. La carta de presentación en Primera no podía ser mejor.

Así, Central edificó una victoria fundamental para volver a encaminarse en el lote de arriba, con una actuación convincente que, al menos esta vez, le permitió tener una tarde apacible. Es cierto, mucho ayudó las flaquezas de un Platense nada competitivo, pero es en estos partidos donde la superioridad deje quedar reflejada donde se ve la verdad, que es en el verde césped. El equipo auriazul llenó ese requisito con creces.

Importante para Russo saber que tiene algunos jugadores disponibles para aportar en su labor cuando se los necesita. En un plantel corto como es el auriazul, este ítem vale doble. Ante Vélez, el próximo lunes, Kevin Ortíz no podrá estar por acumular cinco amarillas. Será trabajo del entrenador dar con el reemplazante adecuado para que la formación se sostenga a flote, como ocurrió hoy. Ya habrá tiempo para eso. Mientras tanto, el pueblo canalla debe disfrutar de un necesario y gratificante triunfo como el de esta tarde en el Gigante de Arroyito.