Néstor Jaime Giuria ha sido reconocido por el Concejo Municipal de Rosario como Periodista Distinguido de la ciudad después de 40 años de amor y pasión por su profesión, pero también por ser el creador de tantas producciones realizadas en los medios de comunicación que han hecho que su rostro, su apellido y sus trabajos sean conocidos y reivindicados tanto por colegas de su época como por las nuevas generaciones.

El currículo vitae de Giuria es impresionante. Sus trabajos no solo tienen que ver con sus pasiones, como el boxeo y el tango, sino que también abarca una gran cantidad de relatos, coberturas y transmisiones entre las que se encuentran partidos de Maradona, festejos de Los Pumas, e increíbles peleas de Loche y Monzón.

Además de haberse destacado como periodista, también ejerce la docencia, pasando data certera a las nuevas generaciones de comunicadores que se encargaran de brindar noticias en tiempos tecnológicos.

Conclusión habló con el Periodista Distinguido y le preguntó sobre su oficio, su historia, anécdotas y, fundamentalmente, su pasión que, con el expertise que le ha dado su trayectoria, sigue dejando huellas por cada lugar en donde se encuentra.

El experimentado comunicador expresó que se siente «muy feliz». «No esperaba un reconocimiento de tal magnitud. La verdad que fue un halago hermoso. Fue un acto hermoso y muy emocionante y a mi edad, cuando yo ya estoy jugando tiempo de descuento en la cancha, es un lindo mimo. Solamente con probar que a raíz de estas cosas y las redes, ver que uno tiene mucha gente amiga que lo aprecia y que uno aprecia, se disfruta», comentó.

Es notable su recorrido y es indiscutible su huella por esta profesión. Al consultarle sobre su carrera y su legado, Giuria contó: «Cuando comencé seguía las huellas de otro, pero no hace mucho pensábamos con otros colegas si dejaremos una huella a los periodistas que vienen, a los compañeros que vienen. Hoy digo que sí con satisfacción. Y me doy cuenta por la devolución que voy teniendo con ellos, periodistas que están trabajando y me dicen tal cosa, me doy cuenta que uno ha marcado un poquito el camino. Sobre todo el camino que fue el ser profesional, el profesionalismo honesto, de investigación, de comprobación de las cosas que cada uno dice y en ponerle pasión a todo lo que hago. Y estoy notando que algunas huellas estoy dejando y eso me hace muy bien. Encontrarme con alumnos por ejemplo, o con colegas de otras provincias, colegas más jóvenes, y me doy cuenta que me tratan de una manera que a uno lo halaga. La palabra huella es muy interesante».

Al consultarle sobre los sucesos maravillosos que le han ocurrido en todos estos años, el periodista mencionó que «el nacimiento de los hijos es una cosa maravillosa, la llegada de mis nietos, pero deportivamente o en la profesión hay momentos que han sido muy felices, ver cuando un boxeador lograba un título o cuando Los Pumas ganaban un partido imposible, o la selección de Rosario ganaba contra un equipo superior. Son momentos muy lindos».

El distinguido por el Concejo Municipal del Rosario agregó en tono de anécdota: «¿Justo me tocó a mí? Te preguntás. O conocer personas que no podes creer. Estaba en Atlantic City en Estados Unidos, iba a pelear un chico de San Nicolás, Damián Marqueano, súper gallo, contra Maners, y en el día previo se había hecho el pesaje y estábamos caminando por el lugar y me llamó la atención un hombre todo de negro con sombrero texano blanco. Entonces, me paro y pregunto quién es, y me respondieron ‘¿No lo conoce?’ No, dije. Jack Lamotha, al que Robert de Niro lo personificó de manera extraordinaria (Toro Salvaje). Me acerqué y le pregunté algunas cosas y me pregunté qué hago acá con este personaje que yo había visto por cine. Eso es lo maravilloso del periodismo».

En relación a este argumento sobre las posibles «casualidades» de su recorrido, Giuria recordó que hace algún tiempo «un periodista japonés que estaba con nosotros, era macanudo, hablaba muy bien nuestro idioma y un día me dijo que cuando vos estas en un lugar es porque tiene que ocurrir y porque ese es el lugar, no hay ninguna otra cosa que pudiera modificarlo, tiene que ser eso, no le busques una explicación. La vida está llena de estas incertidumbres y sorpresas, y nosotros en el periodismo nos gustan todas esas cosas, buscar explicaciones donde a veces no las hay. Andá a averiguar por qué se ríe un bebé o por qué es tan linda la risa de los niños. No, ya está, disfrutala y nada más».

En cuanto al periodismo de los tiempos que corren, el especialista en deportes explicó que no piensa «que sea mejor o peor, es distinto a lo de mi época. Hay cosas buenas como la tecnología, que mi generación sufrió. Llamar por teléfono a Funes era una odisea. Conseguir una línea telefónica para trasmitir un partido de Central o Newell’s era una odisea. Hoy todo eso está facilitado, por suerte. Se ha facilitado el trabajo de investigación porque hay muchísimo material. Todo esto es muy lindo pero está manejado por el ser humano y el ser humano debe ser capaz de ser periodista para utilizar esos elementos. Hay cosas que no me gustan nada y otras que me gustan mucho, periodistas que no me gustan nada y otros que me gustan mucho. Yo me refiero más que nada a la ciudad, hay algunos pibes que me encanta como trabajan y otros que te das cuenta que se han tomado la profesión en broma. Pero bueno, claro que me gusta el periodismo. Nunca me aferré a eso de que todo pasado fue mejor, primero porque es mentira, y segundo porque no construye».

Una pregunta de rigor fue sobre la satisfacción que siente sobre el camino realizado en todos estos años de profesión. «Periodísticamente estoy satisfecho. Empecé hace 60 años haciendo fútbol del ascenso en Buenos Aires en el Diario Crónica que tenía 5ta y 6ta. Nunca me imaginé que iba a tener este desarrollo. Yo vengo del riñón gráfico, te aporta mucho, es una buena manera de hacerse. El que escribe bien, siempre va hablar bien, va a hacer todo bien, es bueno escribir. Después tuve la suerte de haber estado con programas exitosos, pero también por la gente que estuve al lado, en todas las radios haciendo ciclos muy largos, en canal cinco siendo la cara del boxeo, un programa como el Clan que se paraba la ciudad, todo en vivo. Haber sido el que creó, fundó y puso en el aire el cine de trasnoche. Fue un éxito, todos los sábados dábamos una película. Haber podido hacer las coberturas de los campeonatos de básquet en vivo, el primer campeonato de rugby en canal Cinco, las grandes peleas de los grandes Galíndez, Monzón, Loche», manifestó el periodista.

Al preguntarle si tiene algo pendiente en su oficio, Giuria respondió: «Hay dos cosas que son como una espina, nunca pude relatar una pelea de Carlos Monzón y nunca le hice una nota a Monzón. Para poder relatar había derechos y era un negocio al que nosotros no accedíamos y menos de una radio del interior. Después por H o por B, cuando lo arreglamos quedamos en encontrarnos en el Luna Park y yo voy. El prensa del Luna Park me avisó que se quedó en París porque Alain Delón lo llamó para cerrar un negocio, pero me dijo que vaya el lunes. Monzón llegó el sábado y se encontró con Facha Martel y sucedió todo lo que sucedió. Luego en la cárcel no me atendió cuando lo fui a visitar. Y la otra nota que me quedó dando vueltas fue con el máximo exponente que me introdujo en el tango y me enseñó tantas cosas, Aníbal Troilo. Eso me quedó pendiente. Y ya no lo puedo hacer. Pero siempre digo que lo mejor lo voy a hacer mañana, porque el día que perdés eso, es como el deportista o el jugador que llega al vestuario y dice ‘no tengo ganas de ponerme los zapatos o de entrenar’, entonces ese el momento de retirarte. Yo el día que no sienta la pasión o que no esté nervioso por hacer un trabajo o un pesaje, me voy a preocupar».

«El barba fue muy generoso conmigo. Todos los días le agradezco», concluyó agradecido por tantos «mimos al alma» el periodista que hizo de su profesión una manera de vivir.