Por Santiago Fraga

Newell’s Old Boys consiguió esta tarde ante Unión de Santa Fe un triunfo más que importante no sólo desde lo numérico, donde la Lepra necesita sumar imperiosamente, sino desde lo anímico de cara a la recta final que se viene. Tres puntos le dan alegría a cualquiera, pero solamente ganar un partido sin sobresaltos, sin sufrir, con tranquilidad y comodidad aún sin ser avasallante o ampliamente superior, es lo que mejor le puede venir a un equipo que viene de meses de ser golpeado y debe conseguir subir cuanto antes en confianza en todos sus niveles: jugadores, cuerpo técnico, dirigentes e hinchas.

Con Pablo Pérez como el jugador más inteligente y Francisco González como el más participativo e intenso, Newell’s se llevó la victoria por 1 a 0 ante Unión de Santa Fe en un partido decididamente aburrido para el espectador neutral.

La ausencia de Nicolás Castro, a pesar de ser una baja sensible, al mismo tiempo le posibilitó al director técnico Adrián Taffarel ser más pragmático y utilizar un 4-4-2 bien definido, con el debut titular de Román Bravo en un rol de centrodelantero acompañado de Ignacio Scocco, oficiando de segunda punta.

El poco peso en el juvenil mediocampo de Unión (dos volantes de 20 años, uno de 21 y otro de 19) generó también que la mayor parte del tiempo sea Newell’s quien esté en situación ofensiva, cambiando a un 4-2-4 con los avances en profundidad en simultáneo de Maximiliano Comba y Francisco González.

De todas formas, nuevamente le costó a la Lepra poder capitalizar sus ataques y salvo dos acciones aisladas (un cabezazo de González y un remate de Pablo Pérez, ambos desviados) no supo generar riesgo en el arco tatengue.

Dentro de ese juego, entre los delanteros sin dudas el jugador con más presencia y participación fue ‘Panchito’, quien volvió a ser titular después de muchos partidos y demostró que está por encima de los demás extremos del equipo.

Defensivamente, en general el equipo de Taffarel no pasó sobresaltos, excepto por aquellas jugadas en las que el propio Newell’s con sus errores le daba lugar a Unión, como en un error de cálculo de Cristian Lema o en varias malas salidas de Ramiro Macagno.

En el comienzo de la segunda mitad, cuando el partido todavía estaba armándose y había sido Unión quien había tenido mejores aproximaciones, la insistencia de Pérez terminó dando sus frutos y el 8 leproso, el más claro con los pies de todo el equipo, hizo valer la Ley del Ex con un remate lejano que se tornó muy complicado para el arquero Sebastián Moyano.

Los tres minutos siguientes al gol fueron de una intensidad altísima para el rojinegro, que empujado por su hinchada volvió a contar con dos chances claras de ampliar la ventaja: un remate lejano de Tomás Jacob que se estrelló en el travesaño tras desviarse en un defensor y una jugada de calidad de Ignacio Scocco en la que dejó en el camino a un defensor con una gambeta e intentó picársela al arquero.

Con el partido nuevamente amesetado, el director técnico movió piezas y dio salida a Bravo (de partido discreto) por Guillermo Balzi (anticipando quién podría salir del once cuando Castro vuelva a estar disponible) y retirando a Comba por Juan Garro (menos explosivo pero mejor posicionado).

Minutos más tarde, continuó el armado con la llamativa salida de Pérez (seguía siendo el más determinante) para el ingreso de Julián Fernández, llamado a ordenar defensivamente el mediocampo permitiendo soltarse a un Jerónimo Cacciabue que nuevamente, pese a su esfuerzo, volvió a dar señales de que el de 5 no es su puesto (de todas formas, fue Fernández el que jugó suelto y Cacciabue continuó en su no-lugar). Finalmente, quedarían dos sustituciones más para el debut de Martín ‘el Flecha’ Luciano en lugar de Francisco González y la modificación para la ovación: Maximiliano Rodríguez por Ignacio Scocco.

Paralelamente, el DT Gustavo Munúa también intentaba cambiar la cara de su equipo con piernas nuevas, pero la intensidad del visitante fue cayendo tanto como la del partido y lejos de presionar terminó regalándole pelota y tranquilidad a un equipo local que por primera vez bajo el mando Taffarel (y en mucho tiempo) parecía sentirse cómodo en la cancha.

La ecuación entre un equipo cómodo con el juego y el resultado y otro sin peligrosidad para atacar ni ideas para romper a un rojinegro que cubría bien los espacios terminó dando como resultado un partido chato, aburrido para el público televisivo pero a pedir de boca para el cuadro leproso.

Quedaría tiempo solamente para una gran atajada de Macagno ante un intento lejano del tatengue y poco más. Newell’s consiguió un triunfo que necesitaba mucho, y no solamente para crear la racha positiva. La Lepra necesitaba desde hace tiempo tener una victoria en la que no sufriera, en la que no hubiese ningún pero, que permitiese con ello dar confianza a jugadores, cuerpo técnico e hinchas.

Tras un arranque complicado, el interinato de Adrián Taffarel se encausó un poco y ahora mira con mejores ojos un fin de campeonato que lo medirá ante equipos fuertes como Boca y de menor fuste como Arsenal o Central Córdoba.