Como en aquella victoria contra Lanús, el Newell’s de Burgos volvió a mostrar dos caras opuestas durante el empate sin goles ante Atlético Goianiense en Brasil, un rival deslucido al que pudo haber superado con hacer tan solo un poco más de lo demostrado en el primer tiempo, donde mostró su mejor versión con mucho equilibrio.

Los primeros minutos de ruedo fueron como se esperaba, a media máquina entre dos oponentes estudiando movimientos, pero en este marco la Lepra se hizo respetar con dos simples virtudes, que fueron el plantarse firme de mitad de cancha hacia atrás y mover el balón con convicción y decisionismo, sin permitirse espacio para la duda.

Con un bloque defensivo atento para presionar el acelerador cuando el rival pisaba tres cuartos de cancha, casi no se presentaron fisuras más allá de algún 2-1 por las bandas con los que los rápidos extremos brasileños lograron profundizar, pero no dejaba de sentirse incómodo y ahogado a pesar de tener más del sesenta por ciento de la posesión.

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Y aunque Newell’s la tenía menos tiempo, fue más efectivo en su administración. Para esto resultó clave el papel de Pablo Pérez en el eje del campo moviendo los hilos del ataque, pero también el constante vaivén de los laterales-volantes: de hecho las dos más claras llegaron por allí, con un remate cercano de Negri y una volea alta de Cacciabue.

Esta estrategia no es casual ya que el Mono Burgos la viene ensayando con esta disposición táctica de cinco defensores, con un importante trabajo de los carrileros en ambas facetas del juego. Aunque el primer tiempo se murió en cero, parecía que con poco -tal vez con el ingreso de Scocco- Newell’s podía llevarse el resultado de Brasil.

Aunque lo estaba jugando de igual a igual y no se había sentido como visitante, esa suerte cambió a la vuelta del vestuario del entretiempo, cuando Goianiense marcó la cancha con algunas llegadas peligrosas que encontraron siempre grandes respuestas de Aguerre. La más clara de todas, no obstante, fue salvada por el juvenil Manuel Llano.

En líneas generales, Newell’s redondeó un empate que lo dejó con un sabor agridulce tras una primera mitad de funcionamiento convincente y una segunda donde empezó a tambalear y solo la suerte -o la mala puntería- le evitaron la caída. Además, se quedó con las ganas de festejar su primer gol y su primera victoria en tierras brasileñas.