El cierre de la quinta fecha de la Copa de la Liga, dejó un sembradío de dudas y gruesos errores a tratar de resolver tomando en cuenta la cercanía del clásico más vibrante del mundo. Si bien el “canalla” logró conservar un invicto de 23 partidos en el Gigante de Arroyito, la magra puesta en escena que tuvo frente a Independiente, amerita un profundo replanteo en un contexto de lesiones y bajos rendimientos.

Por el lado “leproso”, y después de disputar un aceptable primer tiempo en cuanto a la presión y dinamismo, el once de Gabriel Heinze bajó considerablemente su rendimiento en la segunda mitad dejando pasar ante Racing una interesante oportunidad de consolidar su juego y continuar en la punta del grupo. A las ya conocidas complicaciones que tiene Newell’s de poder convertir todo lo que genera, se le sumaron concretos desacoples defensivos que, en definitiva, fueron los que lo privaron de traerse algo de Avellaneda.

Si bien el paso previo al encuentro clásico será el choque con los equipos platenses, la cabeza indefectiblemente ya está puesta en el sábado 30 donde una ciudad se verá nuevamente paralizada por un partido de fútbol. Por ello habrá que ver si tanto Heinze como Russo no deciden rotar algunos nombres con el fin de preservar jugadores vitales, ya que la seguidilla de encuentros al menos en Central, ha dejado su huella en torno a lesiones musculares.

A la escasa presencia ofensiva, se le suma un consolidado desequilibrio en el medio campo

Desbalanceado, así se mostró Rosario Central en el último encuentro disputado frente a Independiente. Raquítico en ofensiva, y penando en la zona de medios como hace ya varios años. El quipo extraña horrores a Alejo Véliz, ya que el “tanque” disimulaba ostensiblemente las falencias que en muchas oportunidades evidenciaba el equipo a la hora de su propuesta en ataque. Al notable juego aéreo, el hoy delantero del Tottenham, le sumaba el “aguante” de pelota, la generación de infracciones y la astucia para imponerse en el anticipo.

Hoy por hoy quién lleva la carga y la enorme responsabilidad de tener que reemplazarlo, es Octavio Bianchi, quién si bien es un buen pivote, no está para nada cerca de replicar en el rectángulo lo que realizaba Véliz, dejando de lado incluso el gol, algo que se le viene negando desde su llegada a Rosario. Frente al “rojo” el que debutó de titular fue Tobías Cervera, que abraza características diametralmente opuestas a los centrodelanteros que Russo viene utilizando, ya que se trata de un jugador movedizo pero que, por contextura física, no puede oficiar de referencia de área.

Esto ha quedado profundamente en evidencia en el último encuentro, ya que en los momentos donde Cervera tenía que descargar, no encontraba un socio dentro del área rival. Este es el primer y concreto desbalance que padece el Central de Russo, ya que se trata de un equipo estructurado para jugar con una referencia de área que pueda bancar la pelota y aportar en el juego aéreo, sin Bianchi Central carece de esa carta, más allá de su falta de gol, ya que se trata de un jugador que puede bancar de espaldas y esperar la llegada de Campaz, Malcorra o Giaccone.

El segundo desbalance que evidencia Rosario Central, sigue siendo de larga data, y este tiene su anclaje en la zona de medios. La ausencia de un volante central que pueda aportar quite y una distribución aceptable, empuja al técnico a tener que debatirse por una u otra característica. Ya que Kevin Ortíz es un jugador importante en torno a la recuperación de pelotas, pero evidencia notables falencias a la hora de la entrega, mientras que Agustín Toledo es un jugador prolijo y de pase correcto, pero no aporta el despliegue y el quite que esa zona neurálgica exige.

Esto sin duda alguna genera que un jugador con muchísima proyección como lo es Tomás O’Connor, deba contribuir mucho en aportar equilibrio a la hora del repliegue, quedándole muy lejos el arco rival. Pero claro a los desbalances, hay que sumarle el ejército de lesionados que tiene Central, situación que complejiza no solo el armado del once titular, sino la de recambio que viene desde el banco. En lo particular, debería ser un llamado de atención las dolencias musculares que se vienen manifestando, ya que las mismas siempre tienen un hilo conductor.

Central espera por la recuperación de Facundo Mallo, Octavio Bianchi, Maximiliano Lovera, Luca Martínez Dupuy, Kevin Ortíz y Fabricio Oviedo, piezas fundamentales para un plantel que necesita de todos para aportar competencia interna y competitividad. Se viene Gimnasia, rival y territorio casi inexpugnable para el canalla, sumado a lo fangoso que resulta salir de visita. Una parada compleja ante un rival que pelea por no descender, y que seguramente será un escollo durísimo para un plantel que necesita dejar atrás la pobrísima imagen que mostró ante Independiente. El clásico está cerquita, y a la ya conocida estrategia de Miguel Ángel Russo, Central le debe sumar rendimientos acordes que le permitan quedarse con el derbi local.

La lepra tropezó en el cilindro dejando en evidencia concretos desacoples defensivos

En la previa se previa un encuentro de ida y vuelta como finalmente lo terminó siendo, y en ese palo y palo con transiciones cortas y mucho dinamismo, el que se impuso fue el Racing de Gago. En un primer tiempo donde se evidenció lo mejor del equipo del “gringo” Heinze, allí la presión alta y la salida rápida fueron las herramientas para lastimar el arco de Arias, si bien faltó lo más difícil del fútbol, el gol.

A la velocidad de Sordo y Aguirre, se le sumaban la participación de Méndez y Martino por las bandas, pero como suele quedar en evidencia en este esquema “fetiche” de Gabriel Heinze, la imposibilidad de juntar gente por la zona central, imposibilitaba que las descargas puedan encontrar un receptor. Si bien atrás no sufrió, Lucas Hoyos tuvo algo de trabajo ante los pelotazos cruzados del local, y algunos esporádicos remates.

El segundo tiempo mostró la mejor cara de Racing, y el lado oscuro de Newell’s la pelota bajo la suela de Juanfer Quinteros y Jonathan Gómez, sumado a las trepadas de Martirena y Rojas, comenzaron a asechar el arco leproso de manera insistente. Lejos de la presión y el recupero veloz de la primera mita, la lepra se replegó peligrosamente ofertándole el territorio y el balón a un equipo que suele no perdonar cuando sus circuitos logran el funcionamiento deseado.

Así fue como el local quebró la resistencia de Lucas Hoyos, el único que salvó la ropa de una última línea que penó muchísimo y nunca pudo encontrarle la vuelta al circuito futbolístico racinguista. Muy pocas cosas son las que se pueden rescatar de la noche de Avellaneda, la presentación con gol incluido del uruguayo Guillermo May, y los momentos del primer tiempo en donde la presión alta brindó la posibilidad de recupero rápido.

En el horizonte rojinegro emerge la figura de Estudiantes de la Plata, equipo que marcha último en el grupo y que parece haber sentido el enorme cimbronazo que significó una eliminación sumamente injusta de la Copa Sudamericana. De todas formas, se trata de un rival de sumo cuidado con las herramientas necesarias para poder complicarle el encuentro a Newells. Se viene el clásico y algunos futbolistas están con lo justo desde lo físico ¿Habrá rotación de nombres? ¿Heinze apostará por los mismos con la idea de recuperar la senda de los primeros encuentros? Muchas son las preguntas y pocas las respuestas de un proceso que tiene al hincha un tanto inquieto y que sabe que el clásico, siempre es un partido bisagra para quién se encuentra sentado en el banco.