Por José Odisio

Mejoró Newell’s, está a la vista. De aquella paupérrima versión ante Argentinos a este equipo que igualó ante Estudiantes hubo un progreso notorio. Y el primer análisis que se hace es que Osella logró al fin imponer su estilo: orden e intensidad.

No parece gran cosa, pero alcanza para que nadie se lo lleve por delante. El 4-2-3-1 fue la solución que encontró el entrenador para estabilizar al equipo defensivamente, y como consecuencia de ese orden, apareció la intensidad que impone el equipo.

Nadie escatima esfuerzo, ni los pibes ni los grandes, y entonces terminar con el arco en cero es una probabilidad alta.

Ahora el gran debate pasa por saber si alcanza con esto. Ganarle a Huracán y empatar contra rivales de buen presente como Central y Estudiantes generó conformismo en el hincha, que venía golpeado y desencantado y con poco recobró fuerzas.

La mitad del vaso lleno pasa por esa recuperación de imagen, por la aparición de los pibes Elías y Fertoli, y por siete partidos sin perder, con los últimos cuatro sin recibir goles. Pero hay otra mitad del vaso vacía, que pasa por la faz ofensiva, con apenas un gol en cuatro cotejos, y por una suma de puntos poco conveniente, ya que en 9 partidos a su mando Osella sumó 10 puntos, apenas un 37 por ciento de efectividad.