Por Enrique Genovar

Para algunos significará salvar el año, para otros será dejar sin chances de título al eterno rival, pero más allá de las distintas posturas hay una en la que todos los canallas coinciden: el clásico hay que ganarlo por el honor.

Se terminan las especulaciones, se acaba el tiempo de las apuestas, la adrenalina comenzará a subir y el nerviosismo irá creciendo a medida que el reloj se vaya acercando a las 15.

Central, con historial favorable ante su Clásico rival, irá a la cancha de Newell’s con la intención de ganar, más allá de toda forma. Porque por más trillada que suene la frase siempre tiene vigencia, y más en los tiempos que corren, “los clásicos se ganan”.

Una victoria le significará al equipo de Paolo Montero acercarse aún más al objetivo de terminar en zona de Sudamericana. Le dará al entrenador la confirmación de la venia de los hinchas. Pero sin dudas un triunfo canalla hará que la ciudad se vista de azul y amarilla hasta la próxima vez que ambos se crucen en el camino.

De menor a mayor el Canalla fue creciendo. Y más allá del último tropezón el equipo sabe a qué juega y cómo llevarlo a cabo. Claro que los clásicos son distintos, los cruces entre canallas y leprosos no conocen de antecedentes. Cada partido es una nueva historia.

Central tiene con qué, pero no deberá cometer errores. Porque si los comete sólo dependerá de que el rival no lo pueda aprovechar. El equipo de Montero estará ante la parada más difícil en lo que va del año, se pondrá frente a frente con el partido más importante que le queda hasta que termine al presente torneo.

El Canalla dependerá hoy más que nunca de los que puedan hacer sus figuras. Aquellos jugadores de jerarquía, aquellos en que los simpatizantes ponen todas sus fichas en que serán incontenibles para los jugadores del rival. Claro que para quedarse con el clásico se necesita un plus, ese plus que no sólo es patrimonio de los de mayor nivel. Sino que debe aparecer en todos los que arranquen y a los que les toque ingresar. Central va por una victoria, en un partido cuya previa no se puede hablar de candidatos; ya que más allá de las posiciones que cada un tiene en la tabla aparece la palabra paridad como la más excluyente.