Por José Odisio

Newell’s se fue a Mar del Plata. La voluntad de todos lo hizo posible. La pretemporada arrancó con chispazos y la abultada deuda con el plantel la puso en riesgo. Pero en equipo no puede dar ventajas y por eso no prolongó su protesta salarial. Y si bien dirigentes y jugadores llegaron a un acuerdo, la situación dejó a la vista un problema real: en el Parque no hay plata.

El paro no fue casualidad. El club está golpeado económicamente por una pésima gestión pasada, pero también hubo cierta liviandad de la dirigencia actual a la hora de atender un reclamo de los jugadores que iba creciendo. Y los jugadores entendieron que había que sacar el problema a la luz.

Esto no fue sólo un tema de atraso en los sueldos. Si bien cuatro meses son demasiado para cualquiera, hubo otras cuestiones de fondo que molestaron casi como no cobrar.

No muy lejos quedaron las palabras del tesorero Alberto Sauro cuando dijo en la reunión informativa de diciembre «de acuerdo a cómo se viene pagando el plantel está al día». De ese «estar al día» y el paro por «no cobrar» pasó sólo un mes. Al día no estaban, está a la vista, y ese es un punto que molestó, que se oculte la realidad.

Pidieron dos meses, les pagaron uno. Pero volvieron a entrenar y ya están en Mar del Plata. Entonces queda claro que no sólo se trataba de cobrar, aunque eso es importante. Era tiempo de sincerarse, hacia adentro y hacia afuera. De no prometer tribunas si no se puede pagar un sueldo. De no traer refuerzos con contratos costosos que jueguen menos que los pibes y no dejen nada (por eso tumbaron a Óbolo). De no esperar dinero de AFA como la única solución. De gestionar, generar recursos y dirigenciar. Y los futbolistas que sólo piensen en jugar.

Si todos lo entienden, la economía del club se irá acomodando. No será fácil, hará falta paciencia e ingenio. Pero si no se esconde la basura debajo de la alfombra será más fácil ordenar la casa.