Por Santiago Fraga

La caída de Newell’s parece no tener fin y ya ni la fortuna lo salva del desastre. Este miércoles por la noche, la Lepra cayó contundentemente frente al River de Marcelo Gallardo, pese a haber tenido largos tramos en donde disputó la pelota en campo visitante. Sin embargo, el ímpetu que por momentos puede tener el equipo de Fernando Gamboa termina chocando siempre contra sus propias limitaciones.

Esto quedó evidenciado principalmente a lo largo del primer tiempo y en buena parte del comienzo del segundo. En la semana, el DT planteó que el juego de la Lepra iba a ser presionar arriba a River para no dejarlo jugar. Y en efecto, esta estrategia en parte resultó, ya que el visitante cometió muchos errores en la salida (forzados y no forzados) con los que el rojinegro pudo disponer de acercamientos.

Sin embargo, casi ninguno de ellos tuvo verdadero peligro, siendo las mejores chances en la primera parte un error de Franco Armani al dejar vivo un centro que se iba pasado y el gol, más producto de la calidad destacada de Ignacio Scocco que fruto de una jugada, y en la segunda algunos cabezazos de Cristian Lema e intentos de desvío de Maximiliano Comba.

De esta manera, Newell’s se propuso jugarle de igual a igual a uno de los mejores equipos del fútbol argentino y lo consiguió, pero al primer momento en que dejó de pisar el acelerador (algo lógico, porque no se puede jugar los 90 minutos con la misma intensidad) sufrió en demasía con la jerarquía individual de los jugadores de River, que relució tanto en jugadas fortuitas (como el exquisito control de Julián Álvarez en el segundo gol al agarrar un remate que se iba desviado) como en jugadas de calidad (como la pared entre el propio Álvarez y Jorge Carrascal en el tercero).

Ramiro Sordo y Maximiliano Comba demostraron nuevamente que si bien son algo útiles a la hora de ejecutar la presión que propone Gamboa, demuestran sus falencias una vez que tienen la pelota, decidiendo mal y pronto o simplemente finalizando mal las jugadas.

Como si esto fuera poco, se nota que Pablo Pérez no quedó bien físicamente después de su última lesión, Nicolás Castro no tuvo el mejor de sus partidos y el equipo sigue dejando mucho que desear en sus laterales. Por más noble que sea la propuesta del técnico (a quien igual se le podrían criticar sus decisiones en cuanto a nombres, tanto de titulares como de cambios), no hay estrategia que valga si el plantel no tiene futbolistas de la calidad necesaria como para por lo menos meter goles.

Dentro de las muy pocas excepciones se encuentra Ignacio Scocco, que si bien a veces cae preso de lo que lo rodea y tiene partidos donde pasa minutos en la intrascendencia, es un jugador que claramente tiene la técnica intacta y que cuando cuenta con ocasiones saca a relucir su calidad. Muestra de ello es el gol que anotó el día de hoy, donde se lo inventa completamente con un movimiento de cuerpo en una posición incómoda.

Después de muchos meses y de varias postergaciones, este domingo serán finalmente las elecciones en Newell’s Old Boys. Tres listas se disputarán el futuro de uno de los clubes más grandes del fútbol argentino y el momento futbolístico en el que se llega a semejante fecha decisiva no podría ser peor.

Penúltimo en la tabla anual a tan solo tres puntos del último, Arsenal; 20º de 26º en el campeonato actual y 15º en una tabla de promedios donde el próximo torneo a borrarse es uno de 38 puntos y el que queda es entre los últimos, de 23; sin jugadores de nivel para el primer equipo; sin juveniles potables para una venta jugosa (con excepción de Castro, si es que el contexto no se lo come); sin alternativas en Reserva y sin ningún tipo de perspectiva.

Gane quien gane, deberá haber un cambio radical en el fútbol rojinegro, o el horizonte será cada vez más oscuro.