Por Santiago Fraga

La primera incursión de Fabián Garfagnoli por el banco de suplentes leproso seguramente será olvidada en el tiempo. Aunque el equipo se paró diferente, Newell’s no mostró síntomas de mejora con respecto del juego causante de la salida de Juan Manuel Llop, y este lunes obtuvo un empate cero a cero que carga con el más firme sabor a derrota.

Es sabido, sobre todo en etapas de crisis, que lo único sagrado son los puntos de local, y más aún cuando se enfrenta a equipos más débiles. La Lepra tuvo muchísimos problemas para romper con un rival bien plantado y pese a que Josué Ayala tuvo algunas intervenciones claves, el nivel del equipo de Garfagnoli tampoco generó mucho más merecimiento.

Hernán Bernardello y Héctor Fértoli fueron los dos grandes pilares de un equipo gris, a base de lo que en la jerga tribunera se denomina como “poner huevos”. El 5 aportó la firmeza y seguridad que necesitaba el mediocampo leproso y fue el primero en correr para recuperar cada pelota y volver a correr para que ésta encuentre el área. El joven extremo fue el único capaz de causar problemas a la defensa rival con gambetas precisas, velocidad y no dando ninguna dividida por perdida.

El resto del equipo (a excepción de Denis Rodríguez, aunque fue el primer reemplazado) pareció no inmutarse con la presencia de un nuevo técnico, ni del intento de una nueva forma de juego, ni la obligación de conseguir una victoria, ni absolutamente nada. Desganados, flojos, imprecisos, perdidos; ninguno de los demás hombres de la cancha fue capaz de aportar la cuota de inteligencia o de sorpresa que necesitaba Newell’s para llegar al arco. Una imagen repetida en el encuentro fue el loop de pases entre Pocrnjic, algún central y algún lateral, siendo Bernardello el único quien al tomar la pelota se animaba en llevar el juego hacia adelante.

Así, los rojinegros terminaron el encuentro con un cero a cero que preocupa. Más allá de que la experiencia de Garfagnoli no continuará en las fechas restantes (tampoco se le puede adjudicar en su totalidad la responsabilidad de este resultado), los triunfos en esta clase de partidos (en esta oportunidad, ante un Temperley que cumple 500 minutos sin convertir goles), son los que a la hora de las cuentas dejan el saldo en números rojos. A este Newell’s no se le puede exigir que consiga grandes resultados ante planteles superiores, pero sí se le debe exigir la defensa de los puntos ante rivales de menor fuste. ¿Y ahora, quién podrá ayudar?

Llamado de atención

Cuando pocos minutos habían transcurrido de la primer parte, bombas de estruendo comenzaron a hacerse sentir desde el corazón de la popular leprosa. Al tercer estallido, la voz del estadio envió al público el mensaje protocolar de estos casos, advirtiendo una posible suspensión del encuentro. No sólo no cesó la pirotecnia, sino que se alzó en alto una bandera de Rosario Central que posteriormente fue prendida fuego en la misma tribuna.

Cuando el árbitro detuvo el juego y el resto del estadio estalló de bronca con el clásico “Newell’s es de la gente” (y algunos insultos), desde ese mismo sector desde donde provinieron los estallidos se comenzó a cantar “Con Newell’s no se jode”. Un episodio similar volvió a repetirse a pocos minutos del final del partido. En el marco del ambiente tenso y delicado que se vive en la institución desde hace bastante tiempo, y sumado a los pasacalles que se hicieron presentes en el Parque esta mañana: ¿este mensaje para quién fue?

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