Newell’s Old Boys continúa profundizando su andar cabizbajo en el tramo final de la Copa de la Liga. Hace tiempo entró en un laberinto del que le cuesta salir, un pantano en el que se metió por méritos propios, a partir de sus titubeos e incapacidad. El tramo de cierre del 2023 lo encuentra en su peor momento, sin respaldo ni respuestas de ningún tipo en las partes principales de la institución -en lo que a fútbol hace-, sobre todo desde el comienzo del segundo semestre.

Cuando se está en la mala, todo parece inclinarse para que las circunstancias amplíen el escenario de crisis. En ese escenario, La Lepra salió a tratar de plantar cara en una Bombonera que iba a expresar su voz por la derrota en la final de Copa Libertadores del rival. A sabiendas de ello, cualquier equipo hubiera imaginado un planteo en el que lo mejor era apostar a jugar con la ansiedad y los nervios de un adversario y un público que iba a exigir respuestas.

En ese sentido, el Gringo Heinze ideó un esquema donde la idea fue poblar la mitad de la cancha para copar esa zona y, desde ahí, gestar los movimientos y jugadas de ataque. El conjunto rojinegro así lo entendió y salió con intensidad y decisión, sabiendo que con esa táctica podía por lo menos incomodar a Boca. Durante los quince minutos iniciales se mostró con firmeza, recuperando alto la pelota y queriendo imponer condiciones a partir de la posesión, con un Guillermo Balzi como el hombre más escurridizo y dinámico, teniendo la responsabilidad de la creación junto a Cristian Ferreira, mientras Marcos Portillo e Iván Gómez se repartieron el centro y Armando Méndez y Ángelo Martino ocuparon los costados para tener amplitud, algo que consiguió de a ratos. De hecho, un buen remate de zurda del 47 obligó a una respuesta precisa a Chiquito Romero.

Lamentablemente, la intención le duró poco. Promediando la etapa inicial el Xeneize emparejó las cosas, el mediocampo ya no tuvo la presencia del comienzo. Cuando la recuperó, a Newell’s le costó gestar por las imprecisiones en 3/4 de campo. Cualquiera que intentó armar algo se encontró con una mala devolución o un pase a destiempo, muy difícil así, La Lepra ya no llevaba peligro. El local, sin muchas ideas tampoco pero recuperando espacio y balón, esbozó lo más complicado con un cabezazo de Cavani en soledad tras un centro que obligó a una buena intervención de Hoyos. El arquero salvó esa pero salió mal en un córner y Glavinovich-de correcta tarea- terminó despejando casi en la línea un débil cabezazo de Pol Fernández. Con una paridad absoluta en el juego y pocas llegadas a los arcos, el 0 a 0 le quedó bien a los primeros 45.

En el complemento, Boca salió con mayor predisposición y el partido empezó a tener espacios. Hoyos volvió a responder para desviar al córner una aparición de Saralegui por el medio. El desenlace pedía velocidad y profundidad, por ello el ingreso de Panchito González por un improductivo Ferreira, también entró Guillermo May por un Jorge Recalde fuera de ritmo, lejos de su mejor versión. El equipo de Herrón tuvo otras dos situaciones claras con sendos remates de Merentiel y Barco de media distancia.

Pasado el temporal del comienzo, Newell’s emparejó el trámite y percibió que el contrincante se estaba quedando sin fuerzas, por lo que se adelantó más, aunque lejos de llegar a preocupar a Romero. Así, se adueñó de las acciones y procuró jugar lo más lejos de Hoyos, algo que consiguió. Con la entrada de Juan Sforza por un cansado Portillo, por lo menos trató de descansar con la bocha y planchar la historia.

En ofensiva, todo pasó a depender de lo que pudiera concretar Panchito González por afuera, ya que Balzi bajó notablemente su producción en la segunda mitad. Como era lógico, el extremo estuvo solo y poco pudo hacer para al menos insinuar algo, ya que tampoco encontró respaldo en May, quien bajó varios metros para recibir la pelota y tratar de asociarse, pero no hubo nadie que ocupara el hueco en el área. No obstante, el uruguayo llegó a conectar un remate de zurda que obligó a una estirada de Romero, pero eso fue lo único y lo último de Newell’s en ataque.

Cando parecía que el encuentro iba camino a un empate cantado, Balzi cometió un penal inocente en los últimos minutos, que Merentiel cambió por gol pese al esfuerzo de Hoyos, que llegó a rozar el balón. Demasiado castigo para La Lepra, que debió llevarse la igualdad, pero un error individual lo condenó. Cuando uno es su propio enemigo, se vuelve imposible salir sin autocrítica. Dirigentes, mánager, cuerpo técnico y jugadores son responsables de esto. La responsabilidad es compartida, todos deben hacerse cargo.