Por Alejandro Maidana

Con tan sólo 17 años, Agostina Beltramino ha iniciado un camino exitoso a puro salto, bloqueo y remate. La juvenil jugadora de vóley de Provincial charló sobre su carrera con Conclusión y contó cómo fue dar el salto desde la selección rosarina a la nacional.

— ¿A qué edad comenzaste a relacionarte con el vóley?

— Fue a los 10 años. Anteriormente jugaba al hockey en Bancario pero definitivamente no era mi deporte. Al estar mi papá como entrenador de vóley en Regatas, arranqué en mini y después en sub-13, hasta que a los 14 que llegué a Provincial.

— ¿Cuándo te diste cuenta que estabas para cosas importantes?

— Con el paso del tiempo, fue llegando de a poco. Primero me convocaron a la selección rosarina y luego a la santafesina, hasta pegar el salto más grande con la selección nacional y con ella participar de varias competencias.

— ¿Entendemos que Rosario desde lo económico no es una buena plaza?

— En la ciudad se hace todo a pulmón, de mi parte sólo pude cobrar una beca por algunos meses gracias a que disputé el Mundial con Argentina. Pero para poder vivir del vóley, primero debés afianzarte y tratar de buscar un destino en la Liga Nacional o, en el mejor de los casos, emigrar a Europa. En ese continente, las jugadoras de una A2 o A3 perciben un sueldo que les permite tener cierta tranquilidad económica.

— ¿Recordás el primer llamado para sumarte al plantel nacional?

— Sí, claro. Fue a los 14 años, para representar a la selección argentina en un Sudamericano. Sinceramente no me lo esperaba, el llamado llegó justo en el día de mi cumpleaños, recibí el mejor regalo que una podía esperar. Cabe destacar también que este año tenemos que disputar el mismo torneo, pero en este caso ya con edad de sub-19. Lamentablemente, el hecho de tener encima los Juegos Olímpicos y debido a la magnitud del mismo, aún no hemos podido entrenar con mis compañeras de selección.

— ¿Cómo son las sensaciones de tener a alguien que aparte de ser tu papá es entrenador de vóley?

— Lo vivo con total naturalidad. Ya que no sólo mi papá tiene una vida vinculada al vóley, también mi mamá que fue una gran jugadora e integró la selección mayor de nuestro país. Esto sumado a mis hermanas que también han sabido integrar varios equipos, la mayor se dio el gusto de pisar tierras italianas y participar de una muy competitiva serie A2. Somos una familia del vóley y por ende me sobra apoyo de todos ellos, a los que les estoy eternamente agradecida.

— ¿Qué provincias reúnen mayor apoyo para con sus jugadoras?

— Hay varias que se destacan: San Juan, Entre Ríos, Córdoba, Provincia de Buenos Aires y Capital, entre otras…

— Por último, ¿cuáles son tus objetivos personales?

— Como primer paso, seguir creciendo dentro del vóley, perfeccionarme y sumar experiencia. Si bien tengo otros sueños, como por ejemplo recibirme de nutricionista, aún debo finalizar la secundaria: estoy cursando el quinto año. En materia de prioridades, el estudio se encuentra en el primer lugar, pero mentiría si dijese que no imagino una carrera profesional dentro del vóley.

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