Por Mario Luzuriaga

Si bien la ficción televisiva está decayendo en nuestro país por temas de costo, hay producciones unitarias o mini series que realmente se destacan pero que se pierden si no se pueden apreciar en su momento.

El director rosarino Hugo Grosso toma una historia que pasó en nuestro país, más precisamente en la ciudad, donde se produjo uno de los fraudes financieros más reconocidos y resonantes que llegó hasta nuestros días.

«Pipo» (Machín) se encargó de tramar una estafa con el Plan de Convertibilidad. Sabía que los australes irían a la quema, pero había un tiempo en que circularían junto a los nuevos pesos. De esta forma, armó una treta con complicidades de todos los ámbitos para lograr interceptar 600 paquetes de 500.000 Australes.

La serie tiene un ritmo cinematográfico que la hace llevadera, con varios giros y flashbacks interesantes que cuenta el accionar de «Pipo». Como acompañante femenino está Emilia Mazer, que hace tiempo que no la veíamos en tele, que interpreta a la amante y cómplice en las pequeñas estafas que hace el protagonista.

En sí es una historia por demás de interesante que destapa una época en la que estafa mayor fue la gran privatización de entidades estatales, y que el mismo gobierno utilizó este evento como una manera de justificar de que lo estatal es ineficiente. Gran programa, grandes actuaciones que dará mucho que hablar y es lo mejor que se ha visto en ficción de lo que va del año.