El 11 de mayo de 1981 moría a los 36 años en la ciudad de Florida a raíz de un cáncer, el músico jamaiquino Bob Marley, máximo ícono mundial del reggae, el ritmo característico de su país, y principal difusor del movimiento rastafari.

Decenas de clásicos como “Is This Love?”, “No Woman, No Cry”, “Get Up, Stand Up”, “One Love” y “Redemption Song”, entre tantos, dan cuenta no solo de una obra que permitió ubicar al reggae en el mapa mundial de la música, sino de un mensaje de amor unificador acorde a la fe que profesaba que se encargó de diseminar a partir de su éxito internacional.

En tal sentido, las composiciones de Marley hasta el día de hoy resultan irresistibles por sus mántricas cadencias rítmicas y sus encantadoras melodías que ligan con la tradición sonora del insular país caribeño, pero también portan palabras de esperanza que vaticinan un futuro de unión en plena armonía y advierten sobre los padecimientos de su pueblo y su raza.

La fama mundial alcanzada por el músico, a partir de mediados de los ’70, ayudó a popularizar el reggae, del cual había sido un gran mentor con su grupo The Wailers; y la filosofía de vida rastafari, un movimiento espiritual unificador surgido en África, con raíces en la tradición judeocristiana.

Bob Marley no sólo supo transmitir al resto del mundo la realidad de su pueblo y la filosofía del movimiento del que era parte, sino que además popularizó los ritmos tradicionales de su país y toda su obra puede leerse como una consecuencia directa de su vida.

Hijo de una afro-jamaiquina y de un descendiente británico de raza blanca, el músico nacido el 6 de febrero de 1945 bajo el nombre de Robert Nesta Marley tuvo que cargar con la discriminación de gran parte de su propia familia por su carácter mestizo.

En su lucha por ser aceptado por la raza negra, a la que sentía sin ninguna duda que pertenecía, abrazó la música tradicional de su país, aunque también sintió influencias de artistas como Ray Charles o Curtis Mayfield, entre otros, que llegaban a la isla a través de emisoras radiales estadounidenses.

Junto a Bunny Wailer y Peter Tosh forma los Wailing Wailers, con quienes comienza a ganar fama en su país gracias a los discos registrados con Lee “Scratch” Perry como productor, y en Estados Unidos a través del cantante Johnny Nash, quien alcanza éxito con una versión de su tema “Stir it Up”.

En los primeros años de los ’70 se asocian al productor Chis Blackwell, fundador del sello británico Island, primero que se interesó en la música reggae.

El viraje hacia un sonido más orientado a conquistar el mercado internacional, entre otras cuestiones, provocan la ruptura de Marley con sus compañeros. Wailer abandonó el grupo al sentir que el camino por el que los llevaba Blackwell se alejaba del estilo de vida rastafari, en tanto que Tosh optó por un discurso más radicalizado a nivel político.

Al frente de la banda rebautizada The Wailers, Marley siguió su camino hasta lograr acaparar la atención mundial de manera definitiva cuando la versión de “I Shot the Sheriff” registrada por la súperestrella Eric Clapton se convirtió en un éxito que despertó el interés del mundillo del rock y el pop por el reggae.

Sin embargo, no fueron pocos los cuestionamientos que el ícono jamaiquino recibió en vida desde el seno del movimiento, debido a que a los prejuicios que existían por su aspecto físico se le sumaron críticas a su estilo de vida y a la manera de abordar su música.

La fama mundial del artista daría pie a nuevas críticas, en este caso por la incorporación de instrumentos ligados al rock, como la batería, las guitarras y el órgano hammond a un tipo de música que originalmente se tocaba con tambores.

La proyección internacional del músico, que hasta allí se mantenía como un pacifista apolítico, lo impulsó a participar de un concierto gratuito en Kingston en 1976, cuyo objetivo era la reconciliación nacional entre las dos facciones políticas en violenta pugna en su país.

Lejos de encontrar paz, poco después de este concierto, un grupo anónimo fuertemente armado irrumpió en su vivienda a los tiros y lo hirió de gravedad, al igual que a su esposa Rita y a varios de sus colaboradores.

Tras este incidente, Marley se exilió en Londres, aunque en 1978 regresaría para volver a participar de un concierto humanitario, en este caso el “One Love Peace Concert”, en donde finalmente logró que los dos principales líderes políticos del país se dieran la mano sobre el escenario.

En medio de giras por todo el mundo y del imparable éxito, al músico le descubrieron una lesión en su pie que evidenciaba la presencia de un cáncer que avanzaba.

Finalmente, cuando hacia mayo de 1981 fracasó el tratamiento que llevaba a cabo en Alemania, el músico pidió volver a Jamaica, pero el avión que lo trasladaba debió aterrizar de urgencia en Florida cuando sus signos vitales comenzaron a fallar.