Por Juan Manuel Martellotto

Alejandro “Bocha” Sokol hoy cumpliría 64 años. Un personaje entrañable que se inició en Sumo con su líder y mentor, Luca Prodan, del cual absorbió no sólo sus influencias musicales sino algunas “costumbres argentinas” del pelado ítalo-escocés. Y pensar que “el bocha” se fue de Sumo en su momento porque sentía que si seguía en la banda no viviría para contarlo. 

“Nos dábamos con todo; si no me iba, me moría. Pasé por una situación difícil en un show, un susto que fue determinante. (…) Pero quedó todo bien. Me acuerdo que una de las últimas veces que lo vi a Luca, me puso la mano en el hombro y me dijo: «Alejandro, vos sos un Sumo»”, contaría Sokol en alguna ocasión.

Quizá una de las anécdotas que mejor lo representan, refiere a una ocasión que tenía que cantar con Las Pelotas en una discoteca de la ciudad de Córdoba y el grupo tenía que empezar el show pero del cantante no se sabía nada. Motivo por el cual el manager lo fue a buscar al hotel y tampoco había novedad alguna. Frente al hotel pasando la ruta, había un río y al manager se le ocurrió cruzar la ruta y ¡oh sorpresa!, se encontró al bocha en el agua nadando y jugando carreras con un par de pibes! Mojado como estaba, el manager se lo llevó a la disco para dar inicio al show que se había retrasado bastante y Alejandro arrancó el recital con su ropa mojada, como si nada pasara. Así era Sokol.

Otra célebre anécdota cuenta que estaba con su hijo en “Nono”, provincia de Córdoba donde residía, y un linyera pasó pidiendo monedas. El bocha, compadeciéndose del mismo, decidió darle el poco dinero con el que contaba y su mismo hijo le reprochó la acción pero no por ayudar al pobre vagabundo sino porque que ellos mismos no tenían ni para comer…

Hay un interesante documental sobre su vida que se titula “Sólo” y resume un poco gran parte de su historia personal y artística en cuarenta minutos aproximadamente. Un digno homenaje a un artista auténtico.

Alguien contó alguna vez que quiso ir a conocerlo a su casa de “Nono” en Córdoba, y no sólo lo pudo conocer, sino que hasta terminaron compartiendo una comida. Son este tipo de anécdotas, las que retratan un personaje fuera de lo común y distante de las “estrellas de rock” o rock star. Es que el bocha nunca se la creyó. Se sentía uno más, como debería ser, como realmente es.

Sokol que abandonó este plano terrenal allá por 2009… como cumpliendo una profecía de una de las canciones más emblemáticas de Las Pelotas y que tantas veces le tocó interpretar: “Llegar hasta la inmensidad, para sentirse vivo…”