Por Mario Luzuriaga

En los últimos tiempos hay un auge sobre el narcotráfico, no sólo en la vida real sino también es tema recurrente en la ficción. Desde la llegada de «Escobar: el patrón del mal», los narcotraficantes son los elegidos por el público. Ahora Hollywood se embarca en una historia que ocurrió en los años ochenta.

El agente de Aduanas Robert Mazur (Bryan Cranston) está a punto de retirarse hasta que le encomiendan una nueva misión. La misma consiste en revelar un lavado de dinero que involucra directamente al cartel de Medellín y a su líder: Pablo Escobar.

Cranston es reconocido mundialmente por su rol de Walter White en la serie «Breaking Bad», y aquí se mete de encubierto para desbaratar al cartel de Medellín durante su «reinado» en los años ochenta. Está sólido en su rol, un hombre que se lo nota cansado de vivir trabajando de manera encubierta e intentando proteger a su familia y colegas. John Leguizamo también está muy bien interpretando al compañero simpático de Mazur, exagerando un poco su latino.

Llama la atención que Diane Kruger entra como si fuera una agente novata y no encaja en edad ni tampoco parece ser inexperta. En sí la película está bien, es una más del género de espionaje y suspenso en la que cansa mucho usar siempre los mismos «villanos», debido a que hace muy poco se estrenó la segunda temporada de la serie «Narcos».

Calificación: Buena