El multipremiado cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu presidirá el jurado del próximo Festival de Cannes, que se celebrará en mayo, convirtiéndose en el primer mexicano en asumir esa prestigiosa responsabilidad.

«Mediante la presencia del director de Babel, el Festival celebrará todo el cine mexicano», aseguraron el miércoles en un comunicado los organizadores del mayor certamen de cine del mundo.

Tres días después de que Alfonso Cuarón se llevara tres Óscars por su filme «Roma» -entre ellos los de mejor película extranjera y mejor director-, el nombramiento de Iñárritu confirma el apogeo de los cineastas del país norteamericano.

Iñárritu, de 55 años, presidirá el jurado del 72º Festival de Cannes (14-25 de mayo), tomando el relevo de la actriz australiana Cate Blanchett, cuyo panel otorgó el año pasado la Palma de Oro a «Un asunto de familia», del japonés Hirokazu Kore-Eda.

«Me siento honrado y feliz de regresar este año [a Cannes] e inmensamente orgulloso de presidir el jurado. El cine corre en las venas del planeta y este festival es su corazón», dijo el director, citado en el comunicado.

El mexicano es uno de los cineastas más destacados de Hollywood: todos sus largometrajes han sido nominados a los Óscars y es el tercer director de la historia en haber logrado dos estatuillas sucesivas a la mejor dirección, en 2015 y 2016, siguiendo los pasos de John Ford (1941 y 1942) y de Joseph L. Mankiewicz (1950 y 1951), por «Birdman» (con cuatro recompensas en total) y «El Renacido» (tres galardones), su última película. 

También es un habitual de Cannes: en la Semana de la Crítica se estrenó su ópera prima, «Amores Perros» (2000), con Gael García Bernal, y seis años más tarde «Babel», una construcción de cuatro historias ambientada en tres continentes, le valió el premio a la mejor dirección, el primer mexicano en lograrlo.

Su siguiente película, «Biutiful», rodada en Barcelona y en español, supuso para su protagonista, Javier Bardem, el premio a la mejor interpretación masculina.

Junto a Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro, Iñárritu forma parte del grupo de directores que a través de Hollywood han colocado a México en la máxima categoría del cine mundial.

«El Renacido», una historia de supervivencia que cosechó tres Óscars, incluido el de mejor actor para Di Caprio, es un claro ejemplo de lo que el cine significa para Iñárritu: remover el alma para comprender un poco mejor de qué está hecha la naturaleza humana.
Pero este triunfo no fue el más clamoroso: un año antes, «Birdman», una comedia que explora el ego sobredimensionado de un artista venido a menos, se alzó con cuatro estatuillas, incluida la de mejor película.

Cantante frustrado, cineasta premiado

Aunque su nombre está escrito en oro en la meca del cine, «el Negro» vivió varias vidas antes de darse cuenta de que lo suyo era el cine.

Durante la década de los ochenta fue una de las voces radiofónicas más populares de México al frente de la emisora de radio WFM.

La música es tan trascendental para él que en alguna ocasión ha reconocido ser un «músico frustrado», antes que director.

Su espíritu aventurero lo empujó a dejar los micrófonos en los noventa para probar suerte en la publicidad y los cortometrajes con su productora Z Films. Fueron años de crecimiento personal durante los que estudió dirección teatral bajo las órdenes del polaco Ludwik Margules.

En ese tiempo conoció a uno de los hombres más importantes de su carrera, el guionista mexicano Guillermo Arriaga, con quien filmó su primer largometraje, «Amores Perros» (2000), estrenado en la Semana de la Crítica de Cannes.

El filme, protagonizado por Gael García Bernal, representó a México en los Óscar y marcó el inicio de una nueva etapa en el cine latinoamericano. Luego llegaron «21 gramos» (2003), con Sean Penn, y «Babel» (2006), con Brad Pitt, que completaron la llamada trilogía de la muerte creada junto a Arriaga y con las que Iñárritu metió un pie en Hollywood. Pero el éxito y las discrepancias rompieron para siempre la amistad entre ambos.

Iñárritu tardó cuatro años en recomponer sus bases en el cine. «Biutiful» (2010) fue su particular resurgir, un drama en español protagonizado por Javier Bardem.

«Birdman», su primera comedia, supuso su apogeo, a la vez que sacó a relucir su lado más político criticando la gestión del ex presidente Enrique Peña Nieto.

Casi en seguida, Iñárritu ultimó «El Renacido», un proyecto personal con un presupuesto estratosférico que lo consagró como uno de los mejores cineastas de Hollywood.

«Ha sido muy extenuante hacer dos películas al hilo», reconoció entonces. «El único reto que tengo frente a mí es descansar seis meses. Quiero, como un oso, meterme en una cueva e hibernar».

Desde entonces, concibió su instalación de realidad virtual «Carne y Arena», seleccionada en Cannes en 2017, en la que ofrecía una inmersión en el drama de los migrantes mexicanos que tratan de cruzar la frontera con Estados Unidos. La experiencia se llevó también un Óscar especial.

Iñárritu obtuvo el año pasado la nacionalidad española, que ya tenían su esposa y sus hijos.

«No hay Cannes sin mexicanos»

«Además de ser un cineasta audaz y un autor siempre sorprendente, Alejandro es además un hombre de convicciones», señalaron en el comunicado Pierre Lescure, presidente del Festival, y Thierry Frémaux, delegado general.

Ambos destacaron en este sentido su también oscarizada instalación de realidad virtual «Carne y Arena», seleccionada en 2017 en el certamen francés, que exploraba con «mucha fuerza y humanidad» el drama de los migrantes mexicanos que tratan de cruzar la frontera con Estados Unidos.

Ese mismo año, Cannes se convirtió en una fiesta mexicana, con la presencia además de Alfonso Cuarón, Diego Luna, Gael García Bernal, Guillermo del Toro, Emmanuel Lubezki y Salma Hayek, quienes posaron juntos en la alfombra roja y festejaron más tarde con mariachis el 70º aniversario del Festival, entonando «México lindo y querido», según mostró un video colgado en las redes sociales.

«No hay Cannes sin mexicanos», dijo ese año Thierry Frémaux.
Iñárritu, que obtuvo la nacionalidad española el año pasado, será el segundo director iberoamericano en presidir el jurado de Cannes en tres años, después de Pedro Almodóvar, en 2017.

Entre los retos que afronta este año el certamen, destaca el papel de Netflix. Mientras Venecia se abrió con «Roma» -ganadora del León de Oro- a los filmes producidos por la plataforma, así como también lo hizo el Festival de Berlín con la española «Elisa y Marcela», Cannes decidió el año pasado dejarla fuera por las protestas de las salas de cine francesas.