Fito Páez cumple este 13 de marzo 60 años, con una carrera de más de cuatro décadas, en las que se convirtió en un artista fundamental de la cultura argentina y latinoamericana. 

El rosarino cumple años en uno de los momentos más exitosos de su carrera, ya que recibió distintos premios y shows por diferentes partes del mundo. Cabe señalar que el 1 de abril brindará un recital en el estadio de Vélez con entradas agotadas.

Rodolfo “Fito” Páez, nació el 13 de marzo de 1960 en Rosario. Hijo de Margarita Zulema Ávalos (pianista concertista, profesora de aritmética y álgebra) y de Rodolfo Páez (empleado administrativo de la municipalidad). Cuando Páez tenía ocho meses, murió su madre Margarita tras padecer un cáncer de hígado, por lo que su crianza quedó en manos de su padre y de su abuela paterna.

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Es uno de los músicos más convocantes de la Argentina, formó parte de la trova rosarina. Sorprendió con su primer disco, Del 63, al que siguieron Giros y Ciudad de pobres corazones. Con El amor después del amor generó un fenómeno de masas: es el disco más vendido en la historia de la música popular argentina, con más de un millón de copias. Más tarde llegarían Circo Beat, Abre y Rey Sol, entre otros discos, además de Enemigos íntimos junto a Joaquín Sabina. También dirigió cine: Vidas privadas y ¿De quién es el portaligas? son sus dos largometrajes.

En su adolescencia, a los 14 años ya lucía anteojos para contrarrestar la miopía. Su aprendizaje musical del piano comienza con clases particulares de la señora Bustos, posteriormente acude al Instituto Scarafía, donde se familiariza con los métodos y técnicas de aprendizaje de Hanón y Carl Czerny (usados tradicionalmente en el aprendizaje de piano clásico), bajo la tutoría de un profesor ucraniano que había sido profesor de su madre. Como se le dificultaba la lectura de partituras, sacaba «de oído» las obras que tocaba su maestro. Pero cuando las obras clásicas que debía ejecutar se hicieron más complejas, el profesor se dio cuenta de que no podía leer las partituras y lo echó. Abandonó el aprendizaje formal e incursionó en la movida underground de su ciudad natal, donde su talento natural comenzó a notarse muy pronto.

Su primera formación data de la escuela primaria: formó un trío de folclore, donde tocaba un bombo que su padre le había regalado. Su primera experiencia en una banda de rock fue sentado al piano y acompañado por Ricardo Vilaseca y Patricio Pietro en guitarras acústicas. Tocaban temas de Sui Géneris en el patio de la escuela.

En 1979 formó Neolalia (‘nuevo idioma’) junto a compañeros del colegio Dante Alighieri y amigos del barrio. Solo llegaron a hacer dos presentaciones en vivo. Luego formaría grupos como Sueñosía, junto a Fabián Gallardo, Gno el Bizarro, Graf, y Arcana; experiencias muy cortas que no culminaron en la grabación de ningún disco.​En 1980 formó Staff, cuyo mayor logro fue ganar el primer premio del concurso de música progresiva, que contaba entre el jurado al músico Juan Carlos Baglietto.​

Más tarde le propusieron unirse a El Banquete, integrada además por Rubén Goldín, Silvina Garré, Daniel Tuerto Wirzt, Sergio Sainz y José Zappo Aguilera. Paralelamente a ello también formó parte del grupo Acalanto, un conjunto de folclore con el guitarrista Pichi de Benedictis.

A inicios de los años ’80, Fito se incorporó al movimiento musical argentino conocido como trova rosarina, iniciando su carrera. Entre los trovadores rosarinos se encontraban Juan Carlos Baglietto, Silvina Garré, Adrián Abonizio, Jorge Fandermole y el propio Fito.

En 1981 Juan Carlos Baglietto, que realizaba presentaciones a la par del grupo Acalanto, lo incluyó como tecladista y como arreglador (junto a Rubén Goldín) en su banda. Con la cual fueron invitados a un megarrecital organizado por la revista Humor en el Estadio Obras Sanitarias, en repudio a la llegada de Frank Sinatra a la Argentina. Por primera vez en la historia, bandas del interior del país se reunían a tocar en ese estadio de Buenos Aires.

En 1982, Baglietto firma con la compañía discográfica EMI y graban el disco Tiempos difíciles, donde la mitad de las canciones fueron compuestas por Páez y tuvieron un éxito importante, alcanzando a fines de ese año la placa de oro. El disco fue presentado durante la guerra de Las Malvinas en el Estadio Obras Sanitarias el 14 de mayo de 1982, en un recital histórico que se considera como el momento fundador de la llamada Trova rosarina.

Su última participación con la banda de Baglietto sería en 1985 con el disco Modelo para armar, aportando el tema que cierra el álbum: «Las cosas tienen movimiento».

Tras al alejamiento de Andrés Calamaro, Fito Páez se incorporó a la banda de Charly García, recomendado por el actual ministro de Cultura de Santa Fe, Jorge Lonch, para la gira del disco Clics modernos en 1983. Posteriormente participó de la grabación del disco Piano bar (1984). Allí conoce quien sería su pareja hasta 1990, Fabiana Cantilo, quien era corista de la banda.

En 1984, firmó un contrato de cinco años con la discográfica EMI y edita su primer LP llamado Del 63 tras dos meses de trabajo en los estudios Panda del barrio de Floresta en Buenos Aires. De este trabajo destacan los temas «Del 63», «Tres agujas» y «La rumba del piano».

El álbum Giros (de 1985) significó el despegue de la carrera de Páez. Está considerado como uno de sus mejores discos.

Entre 1984 y 1985 grabó el álbum Giros, un álbum de gran repercusión, a través del cual alcanza el reconocimiento en Argentina. Destacan los temas «Giros», «Yo vengo a ofrecer mi corazón», «11 y 6», y «Cable a tierra». Este disco marca la consolidación del artista, con letras efectivas y un sonido novedoso. La voz de Fito Páez, aunada a la variedad rítmica de los temas, generaron una amalgama melódica que fue muy comentada por la prensa y obtuvo gran aceptación del público. Este trabajo fue presentado en el Luna Park, en La Falda y finalmente en Rosario a beneficio de los afectados por las inundaciones de ese año.

En marzo de 1986 grabó en Río de Janeiro (Brasil) el maxi sencillo Corazón clandestino, un disco que contiene tres canciones que cuenta con la colaboración de Caetano Veloso en la canción «La rumba del piano», que grabaron en portugués.

Durante 1986 tocó intermitentemente con su banda y con Charly García y Las Ligas.​

Entre agosto y octubre de 1986 grabó junto a Luis Alberto Spinetta el álbum La la la en los estudios ION (de Buenos Aires). De este álbum es la conocida canción de aire litoraleño «Parte del aire», compuesta al morir su padre, donde imagina el encuentro post mortem con su madre («por la vía láctea se encontrarán en algún planeta, en algún lugar»).​ Las presentaciones en vivo realizan en el Estadio Obras Sanitarias y en Santiago de Chile.

En este mismo año, se presentó con su banda en Lima (Perú), en el marco de la Semana de Integración Cultural Latinoamericana, y en el Festival de Varadero (Cuba).

A medida que la década de los 1980 avanzaba, Fito iba ganando renombre en el ambiente como compositor y letrista. Por sus fusiones de rock y tango, en 1989 se ganó la aprobación del emblema tanguero, Osvaldo Pugliese.

El 7 de noviembre de 1986, mientras Fito se encontraba de gira en Río de Janeiro, Delma Zulema Ramírez de Páez (abuela de Fito), Josefa Páez (tía abuela) y Fermina Godoy (empleada de las abuelas, embarazada) fueron brutalmente asesinadas. El año anterior había muerto el padre. En el crimen de las abuelas, se inculpó a todo el mundo, al esposo de la empleada, a los tíos de Fito, y a Fito mismo. Cuando el artista se enteró de la noticia expresó un tiempo después:

“No puedo explicar cómo quedó el cuarto del hotel en Río. Lo destrocé. Dolor violento. Perdí tanto la conciencia que hoy no me acuerdo exactamente lo que sucedió. Era como un animal enjaulado en su propio dolor. […] Creo que me la pasé todo el día llorando, tomando whisky y lexotanil. […] Cuando volví a Rosario, imagínate la cantidad de versiones que había en ese momento: que era una venganza contra mí, que yo estaba metido en el tráfico de drogas, que mis primos…

De hecho, en Ciudad de pobres corazones digo: «No quiero empezar a pensar quién puso la yerba en el viejo cajón». Mi primo y mi tío vieron a unos de los canas (policías) meter un cacho de fumo en un cajón donde yo tenía guardadas cosas mías, letras, papeles. Lo vieron, pero nosotros no quisimos ahondar mucho en ese tema. Se ve que la policía quería encontrar rápido un culpable. La verdad es que fue una época muy confusa”, dijo el músico.

Posteriormente se determinó que el hecho fue consumado por un frustrado bajista: Walter De Giusti (1962-1998), quien residía en Rosario y conocía a las víctimas. El hecho provocó un alto impacto en el músico. Fabiana Cantilo, viendo el deterioro emocional del artista, lo obligó un día a levantarse de la cama para ir al estudio de grabación. Es allí donde compuso la canción «Ciudad de pobres corazones».

Cuando encontré a Baglietto en La Mar Studios, me preguntó: “¿Cómo estás?”. Yo le di play a la consola de grabación y comenzó a escucharse el tema: “¡En esta puta ciudad todo se incendia y se va, matan a pobres corazones!” (con una instrumentación dramática de teclados y guitarras). Cuando terminó le respondí: “Así estoy”.

En 1990, Fito Páez confrontó problemas para la publicación de lo que sería su nuevo material discográfico. La compañía discográfica EMI, en su momento se negaba a publicarle su nuevo trabajo porque lo consideraba poco comercial para los estándares básicos de la empresa.

Sin sello discográfico y sin dinero para pagar las deudas, en una época donde Argentina presentaba una alta inflación, Páez recibió la noticia de que Fabián Gallardo ―exguitarrista de su banda y amigo de la infancia― había sido nombrado productor artístico de WEA (Warner Music Group). Gallardo le ofreció contrato con dicha empresa y editó y publicó el álbum Tercer mundo en 1990. Para sorpresa de Páez, quien había marchado a Europa con miras a radicarse allí, el álbum fue todo un éxito, llegando a ser disco de oro en su país.

En ese mismo año Páez produce el disco Algo mejor de Fabiana Cantilo, el cual fue el más exitoso de la carrera de la cantante.

El amor después del amor, editado en 1992, marca la consagración definitiva del cantante rosarino.

La letra y la música de los 14 temas son de Fito Páez. Este trabajo, convocó a artistas de la talla de Mercedes Sosa, Andrés Calamaro, Charly García, Gustavo Cerati, Luis Alberto Spinetta, Fabiana Cantilo, Celeste Carballo, Claudia Puyó y Ariel Rot, marcando uno de los picos en la carrera del artista. Además cuenta con un equipo de productores como Carlos Narea, Fernando Moya y Alejandro Avalis; con Nigel Walker al frente del equipo de técnicos de grabación y mezclas.

Entre las canciones más representativas del disco se pueden mencionar aquellas de corte roquero y optimista: «El amor después del amor», «Brillante sobre el mic», «Dos días en la vida», «A rodar mi vida» y «La rueda mágica»; esta última da el nombre de la extensa gira 1992-1993: La Rueda Mágica Tour.

Existe un segundo grupo de canciones de carácter intimista: «Un vestido y un amor» (reversionado por otros artistas de renombre internacional como Caetano Veloso y Mercedes Sosa), «Pétalo de sal», cantado junto a Luis Alberto Spinetta, «Tumbas de la Gloria» y «Balada de Donna Helena» (compuesta originalmente para el disco Tercer mundo). Mención especial para la canción «Detrás del muro de los lamentos» grabada junto a Mercedes Sosa con un fuerte acento folclórico y «Dos días en la vida», basada en la película Thelma & Louise, con Fabiana Cantilo y Celeste Carballo en las voces.

Gracias a este éxito Fito Páez realizó una serie de 11 recitales en el teatro Gran Rex, de Buenos Aires para después hacer un recorrido (llenando estadios y convirtiendo sus conciertos en auténticas fiestas) a lo largo de toda la Argentina y más de nueve países, incluyendo Cuba, donde fue el primer artista no cubano en tocar en la Plaza de la Revolución, frente a 40 000 personas.

A mediados de la gira de 1993 se le entregó el cuádruple disco de platino, con 240.000 discos vendidos, y la ACE (Asociación de Cronistas de Espectáculos) lo premió en tres clasificaciones: «mejor video clip», «mejor canción de rock» (por el tema Tumbas de la Gloria) y «mejor disco solista de rock» (por El amor después del amor).

Fito Páez y su banda durante todo 1993 realizaron un total de 120 espectáculos, el fin de la gira se produce en el Estadio Vélez Sarsfield de Buenos Aires, donde los días 24 y 25 de abril, 84.122 personas pagaron sus entradas para presenciar los recitales.

En diciembre Páez convocó nuevamente a un concierto al Estadio Vélez Sarsfield, pero esta vez totalmente a beneficio de UNICEF, dejando en limpio poco más de medio millón de dólares para este organismo de Naciones Unidas.

Aprovechando el inusitado éxito obtenido por el artista, la compañía discográfica EMI edita en disco compacto los trabajos Del 63, Giros, Ciudad de pobres corazones, La la la y Ey!, dejando fuera de este lanzamiento el maxi Corazón clandestino. Años más tarde editó dos discos compilados que se llamaron Crónica y Lo mejor de Fito Páez. Ese 1993, los diarios Clarín y Página/12 catalogaron a Páez como «mejor solista» y «mejor espectáculo en Vélez». Fue nominado para ser nombrado «ciudadano ilustre» de la ciudad de Rosario, aunque ese proyecto nunca prosperó entre los ediles de la ciudad.

Se calcula que el “El amor después del amor” vendió más de 750.000 copias, convirtiéndose en el disco más vendido en la historia del rock argentino.