Geraldine Chaplin concreta a sus 74 años un nuevo protagónico cinematográfico en “La fiera y la fiesta”, de la dupla Laura Amelia Guzmán-Israel Cárdenas, que el jueves llega a salas locales y que para la actriz implicó encarnar “a una vieja tan confusa como puedo serlo yo”.

Desde y en diálogo con Telam, Chaplin contó que asumir a la Vera de “La fiera y la fiesta”, “fue un desafío porque se trata de un personaje complicado. Es una vieja actriz, una ex punk que la verdad es que no distingue entre las memorias, lo que fue, lo que puede haber sido, los sueños y la realidad”.

La criatura central de la película que es una coproducción entre República Dominicana, Argentina y México y que tuvo su premiere mundial en la Sección Panorama del último Festival de Berlín, funciona como una suerte de tributo onírico al cineasta dominicano Jean-Louis Jorge (1947-2000) que en el filme es un fantasma a cargo de Udo Kier.

En pleno Caribe y en medio del rodaje de un guión inacabado, la protagonista carga con una trama donde los límites entre la realidad y la fantasía se van volviendo cada vez más brumosos.

“Me parece una película tan extraña, tan complicada, una especie de ensayo histórico con una película dentro de una película. La verdad es que no se la puede definir pero está lograda”, resaltó la intérprete.

En su impactante trayectoria, la artista tomó parte en títulos como “Doctor Zhivago”, “Peppermint Frappé”, “Mamá cumple cien años”, “Nashville”, “La edad de la inocencia”, “En la ciudad sin límites”, “Hable con ella” y algunos pocos en la Argentina, entre ellos, “Un amor de película” y “Camino sinuoso”, de Juan Pablo Kolodziej, que se estrenó el año pasado.

Chaplin confió que ve muchas veces los largometrajes en los que toma parte porque “no me da ningún pudor y me gusta verlos para intentar asimilarlos. En la primera visión uno mira nada más que a uno mismo y luego va incorporando visiones muy distintas”.

La película que el jueves se estrenará en cines argentinos es el séptimo título compartido por la pareja entre el méxicano Cárdenas y la dominicana Guzmán tras las ficciones “Cochochi” (2007), “Jean Gentil” (2010), «Dólares de arena” (2014) y “Samba” (2017) y los documentales “Carmita» (2013) y “Noelí en los países“.

Télam: ¿Qué es lo que la convoca a encarar una nueva película?

Geraldine Chaplin: El director, el director y el director. Y si no conozco al director voy al guión. La verdad es que a veces me llegan cosas extrañísimas que no me siento capaz de hacer.

T: ¿Y qué la motiva a seguir filmando después de más de un centenar de películas?

GCH: Soy muy adicta al trabajo, pero si me dejan de llamar ya no estaré porque también me gusta el “dolce far niente” (lo dulce de no hacer nada, en italiano). No veo en un futuro sufriendo por si no me llaman.

T: ¿Cuál fue el atractivo en el caso de “La fiera y la fiesta”?

GCH: Me interesaron los directores, soy una gran fan de ellos porque he visto sus películas y tienen un talento increíble.

T: ¿La motivan los directores jóvenes?

GCH: Lo que me gustan son los directores buenos más que los jóvenes. Y en el caso de Israel y Laura ellos son unos cineastas absolutamente increíbles.

T: ¿Tiene planes de volver a trabajar con cineastas argentinos?

CGH: Hay proyectos en mi imaginación con Lisandro Alonso, con su mujer Constanza Novick, con Anahí Berneri. Pero todo eso, de momento, está solamente en mi cabeza.

T: ¿Pero esa ilusión está cimentada en lo afectivo?

GCH: Claro. Me gusta Argentina, tengo una especie de emoción muy grande por su gente y me siento muy cercana a ella. Tal vez porque me encanta que a mi padre lo llamen Carlitos y no por Carlitos Menem (risas).

T: En relación a su padre ¿Sigue viendo su obra?

GCH: Siempre es un placer volver a verla y es algo que hago yo y millones de personas en el mundo. Yo allí encuentro a mi héroe, aquel personaje que me da risa, tristeza, energía, un montón de sentimientos muy fuertes, aunque no lo reconozca como mi padre que era otra persona. Cuando lo conocí ya era un viejo de pelo blanco que no se parecía en nada al maravilloso jovencito de las películas. De hecho, en Suiza (país donde reside) los niños me preguntan si soy la hija de Carlitos y yo les respondo que no, que yo soy la mamá de Carlitos y algo de verdad hay en eso porque ese papel me tocó en la película de Richard Attenborough sobre la vida de mi padre.

T: Como apasionada por el cine ¿Cómo vive las formas de ver películas sin necesidad de ir a las salas?

GCH: Es raro ver a alguien viendo una película en su teléfono en un bar. Pero mientras exista lo que llamamos el séptimo arte, a mí me gustan los festivales y ver películas en una sala de cine con otras personas.