Por Federico Morel

La producción audiovisual argentina históricamente ha sido muy valorada y respetada tanto dentro de las fronteras del país país como en el ámbito internacional, debido a la capacidad creativa de los trabajadores de la industria y al desarrollo de políticas culturales y artísticas que así lo permitieron.

Películas, series y programas televisivos han recorrido la pantalla de muchos hogares que disfrutaron de grandes actuaciones, algunas memorables, donde actores y actrices emocionaron a cada uno de los televidentes.

La situación laboral actual de la industria del arte y la cultura se ve afectada en gran medida por la pandemia del Covid-19, sumado a la recesión y depresión de la economía argentina.

Conclusión entrevistó al actor Juan Palomino, quien participó en más de 30 películas y una cantidad importante de series televisas que lo colocan como referente de la industria nacional e internacional.

El artista multipremiado por sus trabajos, que también es músico, analizó desde su visión y experiencia la realidad que atraviesa el colectivo de actores y actrices que forman parte de la idiosincrasia y la historia de la cultura nacional.

-¿Cuál es la realidad del sector a raíz de la pandemia?

-Estamos atravesando una situación compleja como todos los ciudadanos y ciudadanas que no tienen una relación de dependencia. Los actores tenemos cierta relación de dependencia cuando estamos contratados, pero si no somos cuentapropistas y, muchos, de las categorías más bajas. Por lo tanto el colectivo está atravesando una situación que ya venía de arrastre, con algunas dificultades en la promulgación, si bien la Ley Argentina de Actores se promulgó, tuvimos una judicialización desde el Sindicato Argentino de Actores porque los empresarios nunca quisieron pagar la totalidad del contrato de los actores, solamente estaban pagando los mínimos y eso fue muy complejo, fundamentalmente, para la obra social que se nutre del trabajo de los colegas y que tiene que ver con los aportes. Esto se ha agudizado aún más, producto de está situación, y que escapa al gremio de los actores y que nos toca a todos. Por ende la estamos atravesando grandes dificultades y todos sabemos que va a ser el sector que más tarde se va a incorporar a lo que va a ser después de que esto se vaya flexibilizando. Es una situación muy compleja, pero por suerte está presente la sociedad de gestión SAGAI, ACTORES y muchos colegas que se han puesto a trabajar, junto con el Ministerio de Acción Social, solidariamente para repartir bolsones de comida para los actores, actrices, titiriteros, colegas que están atravesando una situación extrema.

-Cuando hablamos del sector, ¿a cual te referís particularmente?

-Todos los sectores, desde lo audiovisual hasta el teatro, están complicados. Lo único que nos empareja es que nadie puede actuar y nadie está expresándose frente al público, por así decirlo, o frente a una cámara, a no ser que hagas un vivo en tu casa. No es algo que sucede solo en Argentina, sino en el mundo. Por lo tanto, el sector está paralizado y no hay posibilidades por el momento de volver al trabajo hasta que pasemos esta pandemia.

-¿Cómo ves a futuro el desenlace de esta situación?

-A priori, uno ve que la situación se va a complicar aún más. Es una situación que ajusta sobre el bolsillo de los colegas, pero sobre todo de aquellos que viven el día a día. Algunos han recibido el subsidio, pero después va a ser complicadísimo. Aquellos que tienen una espalda para hacer un parate, están con cierta cobertura, pero aquellos que no han tenido la posibilidad de tener un ahorro que le permita bancar, se ven muy comprometidos. Por eso te mencionaba la importancia los bolsones de alimentos que se están repartiendo y la solidaridad de SAGAI y de Actores, por medio de la Secretaría de Acción Social del sindicato, que están en movimiento.

-¿Cómo ves la respuesta desde el Estado hacia el sector?

-La ayuda desde el Estado, en principio, te diría que es favorable. El Ministerio de Cultura por intermedio del Ministerio de Acción Social están ayudando a los espacios culturales y es muy bien recibido. El tema es cómo vamos a estar aquellos que pertenecemos a un Centro Cultural o los monotributistas. Ahí todavía no se le ha encontrado la vuelta. Espero podamos trabajar en conjunto junto a ACTORES, SAGAI, SADAIC, AADI, el Sindicato de Músicos, ARGENTORES, todas las sociedades de gestión y sindicatos encontrarle una forma para poder presentar un proyecto o un plan para ver de qué manera, por intermedio de algún subsidio en algunos casos, palear esta situación.

-Una situación que viven todos los artistas en general…

-Totalmente. Por ejemplo, mi compañera, que es cantante, se le cayeron todos los planes que tenía durante el año de gira con la música con su espectáculo La Charo le canta a Mercedes. Y ese es un caso. Todos los agentes culturales que están en relación directa con el público han visto cercenado su medio de vida. El teatro junto con los recitales, van a ser las actividades que se incorporen lo más tarde posible. Quizás la televisión va a ser más controlada por la cantidad de personas que se juntan en un set, junto al cine y a la publicidad. Esto lo digo yo suponiendo, no digo que va a ser así. El teatro va a ser el arte que va a demorar en poder agarrar el ritmo, esto sumado a la gran depresión que intuyo va a haber producto de este parate y de la situación que veníamos arrastrando a nivel económico, nos da una situación bastante compleja. Cuatro años de neoliberalismo y una gran deuda que hay que renegociar, son detalles que hacen que esta situación se haga más compleja aún.

-¿Cuáles son las herramientas que tiene el colectivo para sobrellevar esta realidad?

-Una de las posibilidades que estuvimos barajando con algunos colegas es que los canales de televisión junto con las radios puedan difundir la música de los artistas, cantantes, cantoras, músicos, más música nacional. Y por otro lado, que los canales puedan desempolvar algunas latas que han sido exitosas en tiempos no tan remotos, para ponerlas al aire nuevamente en vez de tener tantas series americanas. Creo que hay que hacer un parate de producción extranjera para solidarizarse y corrernos de ese lado mezquino que tuvo, por ejemplo, Canal 13 de poner toda su programación en Youtube, lo que implica que ningún actor o intérprete va a poder percibir nada de lo que se pueda ver en Youtube. Todos sabemos que en esa plataforma se paga por la cantidad de vistas y los actores no van a ver un peso. Creo que una salida urgente sería que los canales 13, 9, 11 y América TV, pongan programación nacional pero, salvo algunas excepciones, dijeron que iban a poner su programación en Youtube, y eso no habla para nada de un sentido solidario frente al colectivo de los actores.

-¿Qué rol tienen los empresarios televisivos en este escenario laboral tan complejo?

-En estas situaciones, se ve de qué lado se ejerce el poder. Nosotros no podemos ejercer ningún tipo de presión porque estamos fuera del circuito y ninguno está trabajando. Los que tienen la batuta son los empresarios y me parece que es un buen momento para poder generar un nuevo contrato social, como dijo en un momento el presidente, y decir bueno a partir de ahora veamos cómo podemos hacer las cosas y ser más solidarios con un colectivo que ha sabido generar buenas producciones, y cuando digo colectivo digo directores, guionistas, técnicos. Por eso, me parece que es una actitud poco solidaria no poner al aire programas de televisión para, por lo menos, poder palear la situación de algunos actores y actrices.

-La solidaridad cobró un nuevo significado en este presente.

El actor en general es individualista. Por eso me parece que es importantísimo hacer hincapié en esta palabra. Desde el Sindicato de Actores es una premisa que se viene sosteniendo hace mucho y se ha caracterizado por su solidaridad, como también por defender los derechos de los trabajadores.

-Los actores y actrices, ¿se sienten trabajadores del arte, de la cultura?

-Ese es otro tema. Sentirnos trabajadores, cosa que muchos artistas no se sienten así. Yo creo que es una buena oportunidad para que cantantes, músicos, directores, guionistas, incluso productores, podamos entender que estamos todos en una misma nota, en circunstancias tremendas y una misma situación, y podamos entender que de esto salimos entre todos, porque salidas individuales es la que siempre se va a buscar, o los empresarios van a buscar porque divide y reinarás, pero este es un buen momento para juntarnos y decidir cuál es la política cultural que necesita el país. Me parece que este es el desafío, más allá de que la palabra solidaridad se ha puesto en primer plano, pero la solidaridad está sostenida por la capacidad que tengamos como individuos y actores sociales de comprender que esto lo tenemos que resolver entre todos.

-Este concepto de trabajadores de la cultura, ¿ha sido respetado por el sistema estatal?

-El Estado ha reivindicado este concepto, más que nada los gobiernos que tienen una mirada más popular, más inclusiva. Los gobiernos neoliberales se han caracterizado por gerenciar la cultura. Tienen un concepto distinto, poco inclusivo, más que nada marketinero. En este caso, el Gobierno revaloriza la palabra trabajador y el concepto de identidad de un país que está dado por la cultura y el arte. Entonces, es un gran desafío que tiene el Gobierno por delante para entender y reafirmar el concepto de trabajadores de la cultura, que lo tienen, pero la situación es tan compleja que van a ir priorizando algunas cosas. Por eso, quisiera plantear, no el Estado ni al gobierno de turno, entre nosotros que es lo que queremos, cuál es el concepto de trabajadores de la cultura. No digo emparejarnos todos, porque cada uno tiene un recorrido, un valor, pero creo que yo que sí tiene que haber una base de sustentación que debe ser clave, de ahí para arriba. Y eso lo debemos resolver entre todos los sectores que participan, como ya mencioné, SAGAI, SADAIC, el gremio de Actores y de la Música, los interpretes, digamos, es un colectivo grande, casi como una Multisectorial del arte.

-Decir que son trabajadores de la cultura, incluye derechos, los cuales son representados por el colectivo.

La cultura es un derecho humano. Los derechos sociales culturales son fundamentales y estoy convencido que el hecho artístico que forma parte de la cultura es medular para trabajar sobre esos derechos, sobre la identidad, sobre el concepto estético. Siempre que han sucedido grandes hecatombes, dictaduras cívico militares, guerras, han recurrido a la cultura para atacarla por un lado, y para rescatarla por otro lado. No nos olvidemos que hasta que sucedió lo de Malvinas, los músicos eran perseguidos y cuando comienza la guerra pasaron a un primer plano porque el enemigo era inglés y la música era en inglés. Lo que quiero decir es que los actores, poetas, escritores, músicos, directores forman parte de la identidad artística cultural de un país y es fundamental para seguir sosteniendo esto. Imaginate qué sería del aislamiento social si no tuviéramos Netflix o si no existiera CineAr. Es muy importante recalcar esto, nuestro colectivo es muy importante. Lo mismo digo del colectivo de los técnicos, de los autores, de los directores, de los productores. Eso contribuye a la identidad de un país y estamos en condiciones, porque lo hemos hecho y hemos exportado contenidos y mucho, y de repente nos vemos cercados por las latas, las producciones que vienen de Corea o de Turquía que no tienen nada que ver con la idiosincrasia nuestra. Nosotros hemos avanzado aún más sobre la identidad que reflejan esas latas.

-Argentina ha sido vanguardia del cine a nivel internacional. ¿Por qué es importante reivindicar la historia del cine nacional?

-Hasta la segunda guerra mundial, Argentina era potencia en lo que es el cine, y luego el puntal lo agarró México. Teníamos en Mendoza la Facultad de Cine, en Buenos Aires estaba Argentina Sono Film, el Festival de Mar del Plata apareció en el gobierno de Perón. Hubo un gran aporte para la proyección del cine argentino en el mundo en el Gobierno peronista. Luego la política jugó en contra y ese fue el gran tema que marcó una mirada de construcción del país a partir de la dictadura del ’55. Cuando en la Argentina había una gran producción de cine, de series, de programas de televisión para la familia y después del golpe, de la «Revolución Libertadora», nos invadieron con series americanas. Entonces hubo un gran desembarco a nivel cultural en desprestigio de la producción nacional. Sin embargo somos tan buenos creadores, tan buenos guionistas, hay tantos técnicos y realizadores buenos, que pudimos sobrevivir durante mucho tiempo, a pesar de la noche oscura de la dictadura. La Historia Oficial, puede gustar o no, pero fue una gran película emblemática en su momento y permitió despegar el cine argentino hacia el mundo. Lo mismo sucedió con Nueve Reinas en otra época, con una mirada sobre la construcción social en el 1 a 1, El Secreto de sus Ojos en otra etapa. Uno no puede soslayar la historia de lo que ha vivido en relación directa con los eventos y las políticas de Estado a nivel artístico que tienen que ver con lo cultural.

-Esta pandemia hizo que veamos las cosas de otra manera y afloren emociones y sentimientos en la sociedad. ¿Cuáles son tus deseos de cara al futuro?

-Son deseos que tienen que ver con lo personal, encontrarme nuevamente con la cotidianidad de ver a mis hijos; ahora estoy viviendo con mi madre, restableciendo un vínculo que no teníamos desde mis 18 años, poder ver a mi compañera que está cuidando a su madre en otra ciudad. El tema emocional es otro problema que se han producido en este mes. Por otro lado, en el sector nuestro que nos agrupa podamos entender de una buena vez que esto lo solucionamos entre todos generando un plan que nos permita debatir, expresarlo y mostrarlo a quien corresponda en su momento para que podamos recuperarnos pronto y podamos seguir manteniendo vivo este espíritu que ha caracterizado al colectivo de los artistas, más allá de lo individual.