La cineasta argentina Nelly Kaplan, residente en Francia desde 1953 y famosa por películas como “La fiancée du pirate”, con Bernardette Lafont, rodada en 1969 y conocida en el Río de la Plata como “No culpes a María”, falleció este jueves a los 89 años en un hospital de Ginebra, Suiza, por coronavirus.

Según sus allegados, Kaplan había acompañado a su pareja, el actor, director y productor Claude Makovski desde París a Suiza donde el cineasta falleció en agosto pasado a consecuencia de la enfermedad de Parkinson.

Kaplan, nacida en Buenos Aires el 11 de abril de 1931, era originaria de una familia de judíos rusos y siempre se destacó por su rebeldía, y su afán por el cine comenzó desde la adolescencia, cuando concurría al cine Coliseo Palermo, ubicado en Serrano al 2400 y ya desaparecido, en desmedro de sus estudios de Ciencias Económicas.

«Quería huir de esta sociedad sudamericana donde ser niña equivalía a ‘sé buena y callate», decía Kaplan con respecto a su juventud.

Con su actitud rebelde y una belleza singular, llegó a Francia con 22 años en función de unas tareas de cineclubista; iba a quedarse tres meses pero permaneció para siempre, con una vida marcada por «bellos encuentros», según sus propias palabras, con hombres destacados.

En 1954, el veterano director Abel Gance se fijó en ella en la Cinemateca Francesa y quedó sorprendido de que una joven extranjera, que apenas sabía hablar francés, hubiese visto todas sus películas. Fue el inicio de una larga relación profesional y también amorosa.

La primera tarea profesional de Kaplan junto a Gance -inventor de la triple pantalla para su filme mudo “Napoleón” en 1927- fue su codirección de “Magirama” (1956), una película experimental filmada con tres cámaras a la manera del Cinerama, que en esos tiempos estaba de moda.

Kaplan se dio a conocer como directora con «La fiancée du pirate», que recibió una lluvia de aplausos en la Mostra de Venecia en 1969, en la que Bernadette Lafont era una joven explotada familiar y laboralmente, que comienza a cobrar por sus favores sexuales aunque no se considera una prostituta sino una mujer libre.

La cinta tuvo problemas con la censura francesa y chocó a cierta parte de la sociedad, incluido a las feministas ante una «bruja» moderna, que asume su gusto por el placer, el dinero y la provocación y que no teme desnudarse delante de la cámara.

Poco conocida en su país de origen, Kaplan se dedicó durante años al documental y dirigió los cortos “Gustave Moreau” (1962), sobre el pintor francés precursor del simbolismo, “Abel Gance, hier et demain” (1963), “Les années 25” y “La nouvelle orangerie” (1966), más el largo “Le regard Picasso” (1967), que ganó el León de Oro ese año en Venecia dentro de su categoría.

Entre sus películas de ficción -la mayoría no estrenadas comercialmente en la Argentina- figuran “Papa les petits bateaux…” (1971), “Il faut vivre dangereusement” (1975, aunque firmada por Claude Makovski), “Néa” (1976), “Charles et Lucie” (1979) y “Plaisir d’amour” (1991).

Kaplan, muy influida por el surrealismo y adepta de las ciencias ocultas, se relacionó amorosamente con varios escritores, especialmente con André Breton, que ya tenía 70 años, y escribió textos eróticos -el erotismo también fue una constante en sus filmes- que varias veces la hicieron víctima de la censura.