La hipnótica película irlandesa «The Cry of Granuille», de Donal Foreman, y la argentina «Clementina», de Agustín Mendilaharzu y Constanza Feldman, ingresaron anoche en la Competencia Internacional del Bafici, en una alegoría sobre la libertad y la independencia, en el caso de la primera, y una comedia liviana y de personajes felices, en la segunda.

La jornada tuvo con la cinta venida desde las islas una función que comenzó bien, con la presencia del director en sala, pero que hacia mitad del segundo acto sufrió el corte de los subtítulos, lo que provocó una demora de 30 minutos y que personas del público, que no hablaban inglés, se retiraran.

Sin embargo, la proyección continuó con el retorno de la traducción y, así, se pudo disfrutar de una pieza en la que Maira, una experimentada cineasta estadounidense, viaja a Irlanda para investigar al personaje de Grace O’Malley, reina de Umaill (Irlanda), líder del clan Ó Máille y mujer pirata en la Irlanda del siglo XVI, considerada hoy como una heroína nacional en su lucha contra el Imperio Británico.

Maira es recibida por Cáit, una treintañera investigadora de la historia y la literatura irlandesa, quien la sedujo a la realizadora para emprender el viaje y la investigación. Si bien Foreman parte de premisas comunes al cine, como la pareja despareja o la relación trunca de madre-hija que tuvieron ambas (explotada por la diferencia etaria en pantalla), su habilidad en el guión y la cámara se expresa en sacar a la luz el interior de cada una y relacionarla con la figura no solo de O’Malley, sino también con discusiones actuales.

Maira llega a Irlanda hecha una tromba, como cualquier estadounidense lo hace en el suelo que pisa, al punto de confundir nombres típicamente irlandeses por otros similares estadounidenses. En una charla debate por una de sus películas, es interpelada sobre por qué ella, siendo extranjera, va a narrar la historia de una prócer irlandesa; Maira responde con inteligencia, pero no puede dejar de estar incómoda ante el mote de Hollywood bajo el que se mueve y la superficialidad que ello conlleva.

Por el otro lado, Cáit primero parece estar rendida ante una de las referentes del feminismo en el arte pero, a medida que avanza, nota cómo esos aires de superioridad y liviandad chocan de fauces con sus deseos de expresar la verdad sobre Grace O’Malley.

Sin embargo, tanto Maira como Cáit se sienten identificadas con la rebeldía e independencia por la que luchó la revolucionaria y usan ese poder para liberarse ellas mismas de sus pasados, convirtiéndose ambas en la legendaria pirata y trascendiendo en ese sentimiento al resto del elenco y del público.

Foreman, quien ganó en 2018 en la sección Vanguardia y Género del Bafici con «The Image You Missed», presenta en «The Cry of Granuaille» mucho de lo que se necesita para hacer cine: empatía, mirar la historia, profundidad de sentimientos y lectura de la coyuntura; además de una fotografía oscura propia de los nublados días irlandeses. Sin embargo, sobre el final se pierde en la poesía y lo onírico, lo que descoloca un tanto en una cinta que hacía mella en lo palpable y cotidiano y que, quizá, puede alejar al público no cinéfilo de la sala.

En segundo término tuvo anoche su premiere el filme «Clementina», ópera prima de Agustín Mendilaharzu y Constanza Feldman, que rescatan acontecimientos de la vida real y los transforman en una dulce comedia encantada, ficcionalizando avatares surgidos en la pandemia y en la vida de ellos dos, pareja en la realidad.

Mendilaharzu debuta como director pero tiene una larga trayectoria como director de fotografía y teatrista y es uno de los miembros fundadores y cabeza decisoria de Pampero Cine, mientras que Feldman es actriz y bailarina.

La pandemia los encontró iniciando una relación afectiva y una serie de sucesos surgidos durante el aislamiento, junto a la decisión de tener una cámara cinematográfica y comenzar a registrar la extraña cotidianeidad que atravesaban, los llevó a realizar un cortometraje primero, llevarlo a una serie en capítulos a instancias de Mariano Llinás y la dirección del Pampero y, finalmente, transformarlo en un largometraje, que es el que se estrenó anoche en el Bafici.

Toda esta deriva, de cómo surgió el proyecto, cómo se fue transformando, el momento en que pasó de ser el registro de una cotidianeidad extrañada y la decisión de transformarlo en ficción se puede ver en YouTube en «Diario de Clementina» (https://www.youtube.com/watch?v=I6GGV11YcRo), donde los realizadores, productores, guionistas y protagonistas del filme cuentan la historia, el modo en el que se desarrolló y las decisiones que fueron tomando.

La película que lograron tiene mucho de cinefilia y es una comedia liviana, sensible y cercana, con notas dadá sobre una pareja que se inicia en tiempos de pandemia y algunas circunstancias que atraviesan.

Un trabajo que ficcionaliza registros reales y los expande, en una veta de algún modo cercana a lo que viene haciendo su compañero de Pampero Cine, Alejo Mouguillansky (que aparece en este filme como un mudador ruso) en sus últimas películas.

«Clementina» es dulce y amable, todos sus personajes son felices y eluden los rituales de la angustia o saben superarlos, todas las relaciones son buenas y amigables y las cosas siempre salen bien, que es lo que les pasa a ciertos personajes del cine con «suerte».