Cabral, soldado heroico; cubriéndose de gloria cual precio a la victoria; su vida rinde haciéndose inmortal”. Leer o escuchar tanto este como cualquiera de los versos de la Marcha de San Lorenzo seguramente nos traerá grandes recuerdos de nuestra infancia, a la hora de entonarla en los colegios o en algún acto conmemoratorio de la batalla del 3 de febrero de 1813.

Sin embargo, seguramente pocos son los que conocen toda la historia que rodea a este símbolo musical patrio, los infortunios de la vida de su creador (que no era argentino) y cómo esa misma melodía llegó a ser entonada en la ocupación de la Alemania nazi a París en junio de 1940 o en cada cambio de guardia del británico Palacio de Buckingham.

Pero, primero lo primero. el 28 de octubre de 1902, la Marcha «San Lorenzo» fue oficialmente estrenada en el Convento de San Carlos, convirtiéndose en marcha oficial del Ejército Argentino. Su creador fue Cayetano Alberto Silva, un joven uruguayo de raza negra que se desempeñaba en bandas militares y vivía, por cuestiones laborales, en Venado Tuerto.

Silva compuso la pieza en esa localidad santafesina y se la llevó al ministro de Guerra de aquel entonces, Pablo Riccheri, bautizándola precisamente con el nombre del militar. Éste, gratamente sorprendido por la melodía creada, pidió que la marcha no lleve su nombre y en cambio sea titulada con el de su localidad de nacimiento: San Lorenzo.

Pese a haberse desempeñado como músico del Teatro Colón y como director de la banda de numerosos regimientos, los problemas económicos apremiaban a Silva, quien se vio obligado a vender los derechos de su canción en 50 pesos y moriría años más tarde, en 1920, en Rosario, mientras esperaba ser aceptado en la banda de música de la ciudad.

Antes de su muerte, sin embargo, su maravillosa creación ya había comenzado a tener reconocimiento internacional.

El 22 de junio de 1911, Jorge V fue coronado rey de Inglaterra mientras sonaba la Marcha de San Lorenzo, para la cual previamente habían solicitado permiso a la Argentina. A partir de allí, también se interpretaría en cada cambio de guardia del Palacio de Buckingham, hasta que estallase la Guerra de Malvinas en 1982, y en otras coronaciones como en la de Jorge VI.

Sin embargo, por la fecha de su muerte Cayetano Silva no llegó a enterarse de las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial, por lo que mucho menos hubiera imaginado que la Alemania nazi ejecutara su marcha el día de la histórica ocupación a París en junio de 1940.

Este hecho tiene su razón de ser en que a principios de siglo, el ejército argentino y el alemán mantenían buenas relaciones, y en un intercambio de obsequios Argentina le regaló a Alemania la marcha de San Lorenzo y los europeos la marcha «Viejos camaradas».

Con el paso de los años, la Marcha de San Lorenzo se instaló mundialmente como una de las más reconocidas piezas de desfile militar, por lo que puede encontrarse registros de su ejecución en numerosas partes del mundo, integrando el repertorio de muchas de las bandas militares de esos países.

Y de yapa, la versión de Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll: