En una entrevista exclusiva con Clarín, el cómico habló de su regreso al Teatro junto a la conductora infantil Panam. En agosto cumplirá 90 años y en estas vacaciones volverá a ser sonreír a miles de niños. Respecto a dejar el escenario afirmó: “¡Retirarme no! Quiero trabajar, pero no tan seguido. Retirar me tiene que retirar el público”.

“Si me retirase, seguiría haciendo reír por la calle. Yo entro a los negocios todavía y busco el absurdo. “¿Perdón, este es el café Comola?”. Me dicen: “No, este se llama El príncipe. ¿Qué Comola busca?”. Remato: “Uno como la gente”. (Se ríe). Es una vida muy linda la mía, pero no lo hice todo. Faltó alguna cosa, por ejemplo un papel dramático, un psicótico. Hacer un tipo raro, medio piantao, un enfermo. Nunca se aprende en esto. (Adrián) Suar me quiere mucho y me llamó hace un tiempo, pero tendría que estar seguro y muy bien dirigido”, compartió.

Ante la pregunta si alguna vez, se permite una tristeza, Balá  afirmó que “no tiene tiempo para estar triste, tiene alegrías que me eclipsan”. “Hago reír todo el día. En los aviones me pongo a bailar con las azafatas. La fórmula es recibir cariño. Yo soy de espíritu joven. El cariño te rejuvenece. Todo el mundo debería recibir cariño, pero está el poder adelante y nadie la quiere entender. Yo tengo cerca el cementerio de la Recoleta y digo: “Así terminamos todos”, describe el cómico.

“Esta profesión y el hacer reír es una adicción. No terminas nunca. Cuando nací, dicen que hice reír a la partera. Yo voy al shopping y me voy haciendo el loco. Es una felicidad casi religiosa la mía de hacer reír. Le hago un bien al ser humano”, concluyó.